lunes, 23 de junio de 2014

México SA

Onerosa burocracia dorada
Austeridad multimillonaria
Fox, Calderón, Peña Nieto
Carlos Fernández-Vega
Foto
Línea de producción de vehículos en una planta de General Motors en CoahuilaFoto José Carlo González
A
legraos, mexicanos solventes, que nadie les puede arrebatar el privilegio que les ha conferido el sempiternamente austero cuan resultón gobierno de la República: la alta burocracia mexicana se convirtió en una de las mejor pagadas de América Latina, con un salario que supera 13 veces el ingreso por habitante y 25 veces la remuneración promedio de los trabajadores del sector formal, en un país donde la mitad de la población vive en pobreza (La Jornada, Roberto González Amador). Lo anterior, por mucho que desde tiempos de Miguel de la Madrid, cuando menos, en el discurso el tema de la austeridad ha sido una de las constantes.
Lo anterior no es información proveniente de engañosos críticos cortoplacistas(Ildefonso Guajardo dixit), sino de una de las más elevadas iglesias neoliberales del planeta, que no es otra que la OCDE, la cual detalla que dichos sueldos superan por más de dos veces el promedio de todos los países pertenecientes a esa organización, de tal forma que los mexicanos no tienen de qué quejarse, porque si bien la economía de plano no sale del hoyo, más de la mitad de la población sobrevive en la pobreza y la miseria, la precarización del empleo crece a paso veloz, la informalidad es como la mancha voraz, la inseguridad es el pan de cada día y la corrupción campea, entre tantas otras gracias, tienen el privilegio de pagar elevadísimos sueldos a la casta divina instalada en el gobierno de la República, que va por el camino correcto.
La información publicada por La Jornada detalla que “el sueldo de los altos funcionarios mexicanos, aquellos que en la jerarquía burocrática están debajo de los secretarios de Estado, ronda los 210 mil dólares anuales, unos 2 millones 800 mil pesos, reveló un estudio de la OCDE y el Banco Interamericano de Desarrollo. El reporte pone de manifiesto el nivel de desigualdad en los pagos del sector público de la región, donde los principales funcionarios reciben un pago muy superior al promedio registrado en las naciones que integran la organización.
El efecto negativo se multiplica cuando a los elevados sueldos de la burocracia dorada se suman los nulos resultados en materia política, económica y social del muy bien aceitado gobierno federal, a menos que los mexicanos no hayan sido enterados de que el trabajo real de dichos funcionarios (incluido el inquilino en turno de Los Pinos) sea lograr una tasa promedio anual de crecimiento económico que a duras penas ronda el 2 por ciento, 61 millones de pobres, y contando, desplome del poder adquisitivo de la población, inseguridad galopante, corrupción por doquier y demás gracias. Entonces, si ese es el punto nadie puede reclamarles, porque lo han logrado a la perfección.
Como se cita líneas arriba, Miguel de la Madrid prometió una profundarenovación moral con el fin de volver a la sobriedad y austeridad propias del régimen republicano y a supeditar todo interés personal o de grupo a los intereses de la Nación. El esfuerzo de austeridad será permanente. Más práctico, Carlos Salinas de Gortari ni siquiera se tomó la molestia de utilizar la citada palabra en alguno de sus Informes de gobierno, mientras Ernesto Zedillo apenas hizo tres referencias al tema en sus seis informes.
Llegaron los panistas, con el cambio y el para vivir mejor, y cada uno de los dos inquilinos blanquiazules de Los Pinos hizo su propia ley de austeridad. Vicente Fox (con Martita a un lado) anunció un agresivo plan de austeridad, que incluye el despido de 50 mil empleados del gobierno federal y el ahorro de 40 mil millones de pesos para 2004. Así, hoy tenemos ya 150 mil plazas menos en el gobierno federal y estamos en este año programando otras 50 mil de reducción; hemos reducido gasto corriente, rentas telefónicas y todo lo demás que es improductivo para la sociedad.
Felipe Calderón arrancó el sexenio con un decreto de austeridad, mediante el cual ordenó la reducción (10 por ciento) del salario presidencial y los de secretarios de Estado, subsecretarios, oficiales mayores y titulares de unidad. Se ahorrarán 25 mil 500 millones de pesos, cantidad que se destinará a programas sociales. Talesahorros, si se dieron, fueron producto de los sueldos y salarios de mandos inferiores, a quienes congelaron cualquier posibilidad de incremento, algo que a estas alturas se mantiene en no pocos casos, mientras la gruesa chequera está a disposición de los firmantes de decretos y leyes de austeridad.
Pues bien, en los hechos la nómina de la burocracia dorada creció y creció a lo largo de la docena trágica blanquiazul, tanto que de 2001 a 2012 sólo el sueldo del inquilino de Los Pinos registró un austero incremento de 140 por ciento, mientras la nómina por servicios personales pasó de 392 mil millones de pesos en diciembre de 2000 (cuando Fox se instaló en la residencia oficial) a 926 mil millones (cuando, felizmente, Calderón dejó Los Pinos).
Con el regreso tricolor al gobierno, el nuevo inquilino de Los Pinos tardó diez días en anunciar su propio plan de austeridad, obligado por la exigencia de la población sobre el uso responsable y transparente de los recursos públicos y la obligación del gobierno para hacerlo, además de rendir cuentas puntualmente sobre el uso de los recursos económicos. Es la firme decisión de la presente administración reorientar los recursos públicos hacia los programas que fomenten el desarrollo económico, la seguridad social, la educación y la atención integral de los problemas que más aquejan a nuestro país.
Para documentar lo bien que se aplica dicho plan de austeridad vale mencionar que del cuarto trimestre de 2012 (que incluye los dos últimos meses del calderonato y el primero de Enrique Peña Nieto) al primer trimestre de 2014 el gobierno federal (sólo el federal, faltan los estatales y los municipales) erogó más de 473 mil millones de pesos sólo por concepto de prestaciones a servidores públicos (todas las cifras son de la Secretaría de Hacienda).
Austeridad por doquier. Cuando concluyó el zedillato la nómina burocrática (honorarios y conexos aparte) sumaba 392 mil millones de pesos al año; al terminar el sexenio foxista por el mismo concepto se erogaron 611 mil millones, y cuando Calderón se fue mucho a Harvard la cifra se elevó a 926 mil millones. En el primer año de Enrique Peña Nieto el monto superó 963 mil millones, y sólo en el primer trimestre de 2014, los 254 mil millones, el doble que un año atrás.
Lo anterior, desde luego, sólo es el costo monetario. Lo más oneroso es la ostentosa falta de resultados, de ahora y de siempre.
Las rebanadas del pastel
Entonces, mexicanos pagadores, ¿así o más austeridad?
Twitter: @cafevega

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