viernes, 20 de febrero de 2015

¡Rescatemos Coyoacán!

Gabriela Rodríguez
N
ací en Coyoacán, y con excepción de un par de años, que estudié en el extranjero, aquí he vivido siempre. Los coyoacanos tenemos un arraigo casi pueblerino, no nos hallamos fuera de Coyoacán. Nuestra delegación está conformada por numerosos barrios y pueblos que tienen intensa vida comunitaria y cultural: los barrios de La Concepción, de San Lucas, de Santa Catarina, de Los Reyes y de Santa Úrsula. Alberga dos de las más prestigiadas universidades públicas: la UNAM, en la Ciudad Universitaria, y la UAM-Xochimilco, en Villa Quietud. El centro histórico, con su mercado tradicional, es un blanco de atracción turística. Siguen en pie la casa de Cortés y de la Malinche, los grandes conventos, los talleres de Diego Rivera; las casas de Frida Kahlo y de León Trotsky atestiguan momentos claves culturales y del movimiento comunista mexicano. La desigualdad también se expresa en este territorio: nos cuenta Bertha Luján que “en la zona de los Culhuacanes y de los Pedregales llegan a fallar hasta los servicios educativos, los sanitarios y de abasto de agua potable. Gracias al trabajo de organizaciones de vecinos con diversas administraciones, hoy estas zonas están más urbanizadas. Hacia 2005 se venía superando el pandillerismo. Pero ahora la violencia ha resurgido. El problema de fondo es la pobreza y el narcomenudeo. Proliferan bandas de niños y jóvenes que no trabajan ni estudian, que se dedican al asalto; la novedad es que ahora cuentan con armas de alto poder”.
Elegir a una jefa delegacional como Bertha Luján puede ser una oportunidad para superar las desigualdades y recuperar Coyoacán. Para quien no la conoce, ella es una luchadora social desde que era estudiante en la secundaria, cuando participó en el movimiento de la democracia cristiana en la ciudad de Chihuahua. En pleno 1968 fue dirigente estudiantil. Estudió contabilidad y administración en la Universidad Autónoma de Chihuahua, donde participó en la construcción de la paridad estudiantes-docentes del gobierno de la universidad. También participó en el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) y en el Comité de Defensa Popular; el movimiento estudiantil, luchas sindicales, defensa de derechos laborales de empleados/as de la Pepsicola, de fábricas de acero y textileras.
Al terminar su carrera se fue a trabajar como contadora y maestra a una extensión de la Universidad Autónoma Chapingo en Chihuahua llamada Zonas Áridas. Años después, cuando el Ejército tomó la escuela, se vino al Distrito Federal. Por varios años llevó las finanzas del FAT, colaboró en el área sindical, en las cooperativas y en el movimiento de pobladores. Asesoraba a las cooperativas en su economía, gestión, control fiscal y cajas de ahorro. Se hizo especialista en reparto de utilidades. Desde el FAT, Bertha formó también parte de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio. Me cuenta que los sindicatos de Estados Unidos y de Canadá nos buscaron como contrapartes aquí en México para formar una alianza tripartita, y luego ya metidos en la dinámica internacional, hicimos alianzas con los movimientos altermundistas, con los que protestaron en Seattle. Participamos también en la firma del acuerdo con la Unión Europea, y después en los acuerdos con América del Sur.
Además de candidata a la jefatura de la delegación Coyoacán, Bertha Luján es titular de la secretaría general de Morena, Movimiento Regeneración Nacional. Ella conoció a Andrés Manuel López Obrador y a Cuauhtémoc Cárdenas en 1991, en pleno salinato. En esos tiempos ella participaba en el Movimiento Ciudadano Democrático y en Alianza Cívica. “En el año 2000, cuando Andrés Manuel llegó al Gobierno del Distrito Federal, me invitó a hacerme cargo de la Contraloría General del DF. Me cayó de sorpresa. Acepté: pensé que ya había cumplido con un ciclo de trabajo en los movimientos sociales, lo vi como una oportunidad para participar desde una posición política (…) Lo más importante de ese gobierno fue haber formado parte de un equipo de gobierno con un líder indiscutible, con un proyecto muy claro, y con un equipo donde la mayoría éramos mujeres, todas con gran calidad profesional: Asa Cristina Laurell, Claudia Sheinbaum, Elsa Beities, Marta Pérez Bejarano, Raquel Sosa, Luz Rosales. Sin menospreciar a los varones, la mejor experiencia fue ese equipo de mujeres”.
Como contralora general se encargó de las políticas anticorrupción, reforzó el control interno para prevenirlas, empezando por limpiar el espacio donde llega y sale el dinero: la Tesorería. Con los miembros honorarios de la Controlaría Ciudadana se compartían las decisiones sobre obras, compras y contratos con las empresas. La denuncia y el escándalo por el fraude de Carlos Ahumada Kurtz y Gustavo Ponce fue producto del trabajo que llevó exhaustivamente la contralora y la Procuraduría del DF, pero esa es otra historia, que no alcanzo a describir en este espacio. Ya les daré a conocer la visión de una de sus principales protagonistas: Bertha Luján. “El control anticorrupción iba avanzando; sin embargo, y como parte del deterioro del PRD, lo que vemos estos años es que fueron colocándose en las delegaciones tribus y grupos que sólo buscan el poder por el poder, una mafia que privilegió los puestos, los negocios, las alianzas con los partidos. Perdieron la ruta de los principios y la ética”.
Twitter: @Gabrielarodr108

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