Aumentan petroprecios
Mezcla mexicana, 20%
Un millón de empleos
Carlos Fernández-Vega
E
n unos cuantos días el precio del barril petrolero en el mercado internacional recuperó lo que perdió en cerca de un año y medio, y para el caso del crudo mexicano el repunte ha sido cercano a 20 por ciento. Y ello ha sido posible por el acuerdo alcanzado, primero, por las naciones que dan cuerpo a la OPEP y, poco después, a la suma de los países productores que no pertenecen a dicha agrupación, para reducir la producción conjunta en cerca de 1.8 millones de barriles por día.
El día previo al acuerdo que (tras casi un año de encuentros y desencuentros) se concretó en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, el precio de la canasta OPEP (el promedio de los diferentes tipos de crudo que producen sus integrantes) era de 43.87 dólares por barril. Ayer (ya con el efecto positivo de las naciones que sin pertenecer a la agrupación se sumaron al esfuerzo) dicho barril se vendió a 53.24 dólares, un incremento de 21.36 por ciento en menos de dos semanas, nivel equivalente al registrado en julio de 2015.
En el caso del barril mexicano de exportación, ayer se vendió a 45.75 dólares, un nivel similar al reportado el 31 de julio de 2015. Así, a partir de la divulgación del acuerdo de la OPEP (30 de noviembre pasado y la suma de países productores no integrantes de esa agrupación, anunciada el pasado domingo), el precio del crudo nacional acumula un incremento de 7.58 dólares, o si se prefiere de 19.9 por ciento.
En número cerrados, cada dólar de aumento en el precio del barril mexicano de exportación representa un ingreso diario adicional cercano a un millón de billetes verdes, lo que si bien no es una solución definitiva a los no pocos problemas financieros de Pemex, sí representa una dosis de oxígeno que la ex paraestatal no debe desperdiciar.
En el marco del acuerdo referido, México aceptó reducir –a partir del primero de enero de 2017– su producción petrolera en 100 mil barriles diarios, lo que aparentemente le implicaría una pérdida. Sin embargo, con el repunte de los petroprecios –primer efecto positivo del recorte global– en realidad lo que se obtiene es una buena ganancia, que mucho agradecerán las alicaídas finanzas nacionales.
Como en su momento dijo el ministro de Petróleo y Minería, y presidente de Petróleos de Venezuela, Eulogio del Pino, de lo que se trata es
de defender el precio justo de nuestros hidrocarburos; los productores queremos tener el control de nuestros precios, y esperamos que en un lapso de entre seis y nueve meses tendremos el precio venezolano entre 50 y 60 dólares por barril.
Casi un mes antes de conocerse el multicitado acuerdo, Petróleos Mexicanos hizo público su Plan de Negocios 2017-2021, y en él proyectó un precio de 42 dólares para el barril nacional de exportación siempre, como lo dijo su director general, José Antonio González Anaya, considerando
escenarios con premisas realistas y supuestos conservadores.
Con esos cálculos, la ahora empresa productiva del Estado cree posible que en 2017 registre un superávit primario (por primera vez desde 2012) de 8.4 mil millones de pesos, alcance una plataforma de producción de un millón 944 mil barriles diarios y el precio referido.
Y en ese contexto Pemex estimó que el barril mexicano registraría un precio promedio de exportación de 42 dólares en 2017; de 54 dólares al cierre del gobierno peñanietista; de 55 dólares en 2019; de 57 dólares en 2020 y de 56 dólares en 2021. Sobre esa perspectiva elaboró su Plan de Negocios.
Sin embargo, tras la decisión de recortar la producción petrolera (OPEP y añadidos), parece claro que Pemex podría revisar su cálculo, toda vez que el impacto ha sido positivo y ha impulsado al alza a los petroprecios. Prácticamente el consenso de los abajo firmantes del citado acuerdo es que a mediano plazo (antes, tal vez), el precio del barril supere los 60 dólares, de tal suerte que la situación comienza a modificarse para bien.
Para 2017 el gobierno mexicano (Criterios Generales de Política Económica) previó que
la disminución en el crecimiento de la oferta, tanto en 2016 como en 2017, combinada con el crecimiento estable de la demanda, implicaría una disminución en los inventarios de crudo, impulsando así un posible equilibrio del mercado petrolero. Sin embargo, ante la incertidumbre sobre las perspectivas económicas y los diversos riesgos económicos y geopolíticos, la trayectoria de los precios del petróleo continúa siendo incierta, lo cual se observa en la evolución de los precios implícitos de los contratos futuros.
Pues bien, parece que comienza a darse cierta certidumbre sobre el futuro inmediato de dichos precios. Bien a bien no se sabe si a largo plazo volverán a niveles superiores a 100 dólares por barril, pero lo cierto es que una decisión consensuada, como la referida, resulta mucho más productiva para los países productores.
Para el caso mexicano, de cualquier suerte, no hay que olvidar que el presupuesto de Petróleos Mexicanos fue rudamente afectado por las decisiones del ex
ministro del (d) añoy que registró recorte tras recorte. Su director general de Pemex, José Antonio González Anaya, lo recuerda de forma por demás diplomática:
la empresa reaccionó al entorno de precios bajos con un plan de ajuste, al igual que todas las compañías petroleras del mundo. El plan de ajuste consistió en un recorte por 100 mil millones de pesos, aproximadamente 20 por ciento del presupuesto de la compañía.
Y sí, el tijeretazo fue brutal. De hecho la propia ex paraestatal reconoce que en el contexto internacional el
plan de ajustede Pemex ocupó la tercera posición, sólo después de los aplicados en BHP Billiton (ahora su socio en el proyecto Trion, en el Golfo de México) y Conoco.Tales
ajustesrepresentaron el 71, 68 y 48 por ciento, respectivamente.
En fin, se espera que los precios petroleros repunten en el mercado internacional y que poco a poco se rehabiliten las deterioradas finanzas públicas de los países productores, México en primerísimo lugar.
Las rebanadas del pastel
Dice el inquilino de Los Pinos que
por primera vez en la historia se crearon en el país un millón de empleos en menos de un año, lo que evidencia que México está creciendo y avanza(¿Dos por ciento promedio es sinónimo de
crecer y avanzar?). Qué bueno. Ahora sólo le falta
desprecarizarlas plazas creadas y aumentar sustancialmente el ingreso de quienes las ocupan. De otra forma no servirán de mucho para efectos sociales.
Twitter: @cafe-vega
D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com
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