Evo: ¿otro periodo?
Progreso sostenido
Blanco erró el tiro
Carlos Fernández-Vega
O
ficialmente, Evo Morales no tendría derecho a ser candidato en las próximas elecciones presidenciales de 2019 en su país, debido a que por un mínimo margen no obtuvo el resultado esperado en el referendo que sobre el particular se realizó en Bolivia en febrero pasado. Sin embargo, dos días atrás el Movimiento Al Socialismo (MAS) lo proclamó candidato para tal cargo y el actual inquilino del Palacio Quemado aceptó el ofrecimiento en el entendido de que
vamos a ir a derrotar a la derecha y tenemos confianza en los movimientos sociales.
El líder cocalero acumula tres periodos presidenciales al hilo (está en el poder desde el 22 de enero de 2006), producto de igual número de elecciones en las que obtuvo mayoría absoluta (60 por ciento de votos en promedio), y va por el siguiente a pesar de la negativa oficial, pues la propia legislación electoral vigente en la nación andina permitiría bajo ciertas normas superar el escollo de febrero pasado.
Habrá que estar atentos a los acontecimientos, pero ¿cómo le ha ido a los bolivianos con Evo en la Presidencia? De entrada es el primer mandatario indígena en un país siempre gobernado por gente que no lo es, en un país mayoritariamente indígena. Recuperó para la nación la enorme riqueza energética (descaradamente entregada a empresas trasnacionales por sus antecesores), reivindicó a las etnias y logró un sostenido crecimiento económico y social, que los ubica entre los más importantes de América Latina.
Con Evo en el Palacio Quemado la economía boliviana registra una tasa anual de crecimiento económico cercana a 6 por ciento de 2006 a 2016, el doble de lo reportado en la década previa (el triple de la mexicana), logrando así un incremento sostenido del producto interno bruto por habitante, con el consecuente efecto en el bienestar de la población. ¿Logrará superar las no pocas zancadillas políticas?
En vía de mientras, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ofrece un recuento de lo sucedido en la nación andina a lo largo de 2016 y la perspectiva para 2017. Va, pues.
La actividad económica boliviana continúa mostrando un desarrollo que se ubica entre los más altos de la región, aunque se ha desacelerado respecto de comienzos de año. A junio, la tasa de crecimiento del PIB acumulada en cuatro trimestres fue de 4.2 por ciento. El sector que muestra el mayor crecimiento acumulado en cuatro trimestres es la administración pública, con una tasa de 8.8 por ciento.
Las bajas tasas de interés, el aumento de la liquidez y el fomento del crédito a los sectores productivos y de vivienda social están en línea con el desarrollo del sector financiero y la construcción, de 7.1 y 6 por ciento, respectivamente. Además, la construcción se ha visto impulsada por proyectos de inversión pública. La mayor parte de los sectores han mostrado un desempeño positivo en lo que va del año, con la excepción de la minería, que tuvo un crecimiento nulo, y del sector de gas natural y petróleo, que registra una contracción de 2-7 a junio de este año. La menor demanda externa de gas natural por parte de Brasil y los trabajos de mantenimiento en el campo Margarita explican la menor producción de hidrocarburos.
Los ahorros que el país acumuló durante el superciclo de los precios de las materias primas le han permitido financiar el déficit fiscal. Sin embargo, se hace necesario que se desarrollen proyectos de inversión que diversifiquen y potencien la matriz de ingresos públicos, porque de otro modo el ambicioso programa de inversión se podría ver afectado en el futuro.
El consumo público ha sido el motor de la demanda interna, con un crecimiento de 9 por ciento en cuatro trimestres. Sin embargo, la formación bruta de capital fijo se ha ido desacelerando de manera importante y a junio está mostrando una variación acumulada en cuatro trimestres de sólo uno por ciento.
Se espera que en 2016 la economía crezca poco más de 4 por ciento, pero en 2017 el desarrollo se podría ver afectado por restricciones presupuestarias que podrían condicionar de alguna manera el consumo y la inversión pública, que han sido dos pilares de la economía boliviana. De cualquier suerte, la estimación para el próximo año es de 3.8 por ciento, durante el cual el escenario externo se presenta algo más favorable en términos de precios de los principales productos de exportación, lo que permitiría reducir el déficit en cuenta corriente.
La inflación se ha ido moderando a lo largo de 2016. Los alimentos que tienen la mayor incidencia en la canasta del índice de precios al consumidor han mostrado cierta volatilidad por problemas de sequía, principalmente. Sin embargo, la variación del ese indicador acumulada a octubre alcanzó 3.27 por ciento y la variación en 12 meses 3.5.
La inversión pública ha continuado expandiéndose como parte del Plan de Desarrollo Económico y Social en el marco del Desarrollo Integral para Vivir Bien 2016-2020, impulsado por el gobierno, y, a pesar de que se han ajustado algunas partidas de gasto público –como los presupuestos de los gobiernos subnacionales–, la caída de los ingresos fiscales por la disminución de las ventas de hidrocarburos y la reducción de las regalías mineras ha contribuido a ampliar el déficit fiscal.
Durante el primer semestre de 2016 la autoridad monetaria realizó fuertes inyecciones de liquidez, que mantuvieron las tasas de interés del mercado monetario en niveles cercanos a cero, propiciando que las tasas del mercado de intermediación financiera permanecieran bajas. El aumento del crédito interno se ha canalizado principalmente hacia los sectores financiero, industrial y de construcción, de acuerdo con las disposiciones de la Ley de Servicios Financieros, que promueve el financiamiento al sector productivo y a la vivienda de interés social.
De acuerdo con las autoridades, en 2017 el déficit del presupuesto general del Estado será equivalente a 7.8 por ciento del PIB, resultado de una alta inversión pública en cumplimiento del Plan de Desarrollo Económico y Social, que se financiaría con el ahorro de años anteriores, además del financiamiento externo. El banco central de la nación andina ha reafirmado su compromiso de mantener el régimen cambiario de paridad móvil, justificado por el propósito de anclar las expectativas inflacionarias y fomentar la bolivianización del sector financiero.
Las rebanadas del pastel
Cuauhtémoc Blanco cometió el peor error de su vida: dejó la mafia del futbol para meterse a la mafia de la política, y en la máxima
el respeto a la mafia ajena es la pazel tepiteño de todas perdió todas.
Twitter: @cafevega
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