Movilizaciones de izquierda
Antropofagia política
Chantajes y saltimbanquis
Miguel Ángel Velázquez
T
al como les habíamos comentado, el sábado y el domingo dos de las más importantes plazas de la ciudad, y del país, se vieron colmadas por gente que llegó a esos lugares en acarreo o por voluntad propia a expresar sus preferencias políticas.
Fue una gran manifestación dividida en dos, planteada en un par de capítulos durante dos días; es más, hubo manifestantes que hicieron el viaje el sábado y el domingo. Muchas fueron las mismas caras, las mismas ideas, lo que cambiaba era la camiseta, las siglas impresas en la tela. Un día se juraba lealtad, y el otro se prometía defender hasta con la sangre el proyecto que se les ofrecía.
Lo cierto es que además de algunas huestes provenientes del estado de Hidalgo, la gran mayoría era gente con y sin partido que habitan en la Ciudad de México. Por eso podríamos decir que esta capital tiene rumbo. Se quiera o no, los vientos de la política en esta megalópolis soplan para la izquierda.
No obstante, los caminos que marquen unos y otros harán las diferencias. Las posibilidades de que uno de los dos partidos se coma, literalmente, al otro, no es una idea descabellada, aunque la antropofagia política dure unos dos o tres años.
Mientras, en Morena se deberá encontrar algún antídoto contra la mala digestión. El nivel de descomposición que tienen algunos de los deglutidos podrían causar males innecesarios a ese organismo político.
Decir que Morena ganó algo con la inclusión, por ejemplo, del senador Miguel Barbosa, es tanto como decir que esconder al muerto en el clóset puede evitar que la peste no contamine el aire limpio que algunos miembros de ese partido suponen respirar.
Barbosa, quien como ya hemos platicado comió con Miguel Ángel Mancera un par de días antes de cantar su apoyo a Andrés Manuel López Obrador, y amenazó y cumplió con dejar el partido si Mancera no lo imponía como su jefe de campaña para la Presidencia de la República, sabe que en Morena tampoco se le dará ningún lugar de importancia por su chantaje, pero no se ha decidido aún cuales serán las funciones de un político con tan firme formación.
Y si como dice el refrán: las calabazas se van acomodando conforme se mueve la carreta, eso es lo que tiene a muchos, de los dos lados, muy preocupados, porque a fin de cuentas si algún perredista, de esos que juraron lealtad perruna, no consigue el puesto que la imaginación le dicta, tomará rumbo a Morena, o cuando menos lo anunciará para ejercer presión. Así van las cosas.
De pasadita
No sólo se verán personajes desfilar hacia Morena; muchas siglas de varios grupos que en algún momento fueron decisivos en el arribo de la izquierda a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, volverán por sus fueros.
Por lo pronto, lo que se volvió un comentario generalizado en las filas de Morena fue la resurrección de Unidad y Renovación (Unyr), que hace un par de fines de semana en la delegación Tláhuac revivió, después de varios años en los que se pensó que ya no movía ni una patita, y ahora reaparece. Vamos a ver qué pasa con los demás.
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