miércoles, 12 de abril de 2017

Revista Polemón

Morena: éxodo, migración o fuga 

PRIMERA PARTE

Morena: éxodo, migración o fuga |PRIMERA PARTE
Por: Jaime Avilés (@Desfiladero132)
12 de abril 2017.- “De tantos corajes me va a dar diabetis”, dijo una escuincla de porra que por la suma de sus conocimientos médicos y lingüísticos no podía provenir sino de un estrato social que no ha sido favorecido por el país de prosperidad y crisis imaginaria en el que dicen que vivimos Calderón y Peña Nieto.
Los corajes afectan al hígado y la diabetes surge cuando el páncreas no da insulina, pero la escuincla de porra, acompañada de sus papás, trabajadores informales en apariencia, trinaba furiosa cada que Yeidckol Polevnsky leía los nombres de los nuevos adherentes alAcuerdo Político de Unidad por la Prosperidad y el Renacimiento de México.
Fulanito de tal, ex no sé qué de PRI en la delegación Xochimilco, Menganita de cuál, ex no sé qué del Partido Verde Ecologista en Azcapotzalco, Zutanito equis, ex no sé cuánto del PRD en Iztapalapa… Entre el gentío que colmaba media explanada del Monumento a la Revolución el domingo 9 de abril, estos nombres no causaban más que silencio, pero cuando la secretaria general de Morena mencionó a “Esteban Moctezuma Barragán, ex funcionario del gobierno federal”, muchas voces gritaron: “¡fuera, fuera”.
Firma del Pacto de Unidad de Morena en la Ciudad de México. Foto: Especial
Y por lo contrario, cuando anunció a “Humberto Musacchio, periodista e intelectual” (como si los periodistas fuésemos trabajadores manuales) se desataron los aplausos, con tanta fuerza, como cuando sonaron los nombres del senador Alejandro Encinas, el escritor Paco Ignacio Taibo II y el cantante León Larregui.
No era, como apuntó Arturo Cano en cierto tabloide capitalino, un “acarreo moreno”, porque los acarreados no emiten opiniones críticas (como la escuincla de porra), ni acríticas ni diacríticas. Había autobuses con letreros distintivos de las diversas delegaciones del DF, sí, en los que se habían transportado los numerosos contingentes reunidos en la plaza, pero sus pasajeros no habían recibido dinero ni comida por asistir a la asamblea, como sí los recibieron las decenas de miles de empleados del regente Miguel Ángel Mancera que el sábado 8 se apelotonaron en el Zócalo en torno de su princesita, Alejandra Barrales.
Un largo “buuuuu” rebotó el domingo, incluso en las paredes del reinaugurado Frontón México (1), cuando Polevnsky dio el nombre del “senador Miguel Barbosa”, ex coordinador del PRD en la Cámara Alta, firmante del Pacto por México, traidor a la patria como los chuchos, privatizador de Pemex, que hoy está del lado de Morena, pero no dentro de Morena ni —he ahí el detalle— en contra de Morena.
Miguel Barbosa en el mitin de Morena en el Monumento a la Revolución. Foto: Especial
Antes de abandonar el PRD, Barbosa filtró a la prensa que Barrales posee en Miami un departamento de un millón de dólares, hecho que obligó a la humilde ex dirigente sindical de sobrecargos a refugiarse en el Senado para disfrutar de la protección del fuero por si las moscas: si la policía italiana ya agarró a Tomás Yarrington…
En diversos puntos de la plaza hecha en honor al boceto de lo que iba a ser el gran Palacio Legislativo de Porfirio Díaz y terminó reducido a simple monumento en honor de la guerra civil que frustró la magna obra, había mesas en donde personas vestidas con el chaleco de Morena —cuyos colores recuerdan los del Instituto Politécnico Nacional— entregaban ejemplares del Acuerdo Político de Unidad para quienes desearan firmarlo.
Yo lo suscribí. Puse mi nombre y mi firma al calce no una sino dos veces. En el tramo inferior del acta me pidieron mi teléfono. Arrancaron el talón y hasta luego muchas gracias. ¿Eso me convirtió automáticamente en miembro de Morena? Claro que no.
Firma del Pacto de Unidad de Morena en la Ciudad de México. Foto: Especial
Pese a las enormes expectativas que había en la plaza por escuchar a AMLO, el acto resultó frío. A ello, más que los legítimos y muy comprensibles corajes diabéticos de las escuinclas de porra y el asombro de los pejeviejitos de siempre, contribuyeron la novedad de la situación y su correspondiente desconcierto.
Un desconcierto que frunce el ceño de las personas de buena fe, pues ven con horror el acercamiento de cucarachas (de la especie belaunzaransis), pero no saben ni entienden lo que Morena debería asumir, desde ya, como una tarea urgente: explicar de qué se trata esta jugada.
AMLO durante la firma del Pacto de Unidad en la Ciudad de México. Foto: Especial
Héctor Díaz Polanco, reconocido artífice del sistema inmunológico de Morena que se llama Comisión de Honor y Justicia, ha sido clarísimo al respecto. Al contrario de lo que escribió Luis Hernández Navarro, la nueva y más joven fuerza política del país no es “el arca de Noé” (ni La Jornada). Acercarse a Morena no es igual a entrar a Morena.
Quien aspire a afiliarse debe, ante todo, leer los estatutos y comprometerse a respetarlos. Quien pase la prueba estará sujeto permanentemente a escrutinio. Quien viole las reglas sufrirá las consecuencias, desde la inhabilitación temporal hasta la suspensión definitiva.
Firma del Pacto de Unidad de Morena en la Ciudad de México. Foto: Especial
No hace mucho, un mequetrefe con cargo de autoridad municipal, en un pueblito de Guerrero, fue denunciado en Facebook por insultar a una mujer que iba pasando. Sin prestar atención a las voces que solicitaron la castración química, el individuo fue castigado conforme a las normas de los órganos fiscalizadores.
Si la honestidad en la administración pública y el combate a la corrupción son dos de las más altas ofertas electorales de Morena, dejarse invadir por corruptos y ladrones sería desde ahora un suicidio. Imaginar que en Morena sucederá fatalmente lo mismo que terminó por hundir al PRD y convertirlo en el PRI amarillo, es dar por descontado que AMLO y su círculo concéntrico no aprendieron nada y son bebés en pañales.
(1) Mancera negoció con Antonio Cosío y con Alberto Baillères: si el primero le rentaba al segundo la Monumental Plaza de Toros México, lo que en efecto sucedió, el regente ayudaría a Cosío a romper la huelga de los trabajadores del frontón, remodelar el edificio y reabrirlo, lo que también sucedió en efecto.

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