martes, 11 de abril de 2017

México SA

IED: dólares de 38 centavos
EPN: sumas, nunca restas
Otra vez exhiben a la PGR
Carlos Fernández-Vega
M
uy contento estaba el inquilino de Los Pinos presume que presume las cifras de inversión extranjera directa acumulada en su estancia en la residencia oficial, aunque, como siempre, olvidó restar. Sumas y más sumas, pero cómodamente dejó a un lado las obligadas quitas para llegar a la cifra real, la cual no es tan generosa como la alardeada por el susodicho.
Por mera casualidad –pues ni lejanamente recuerda que el proceso electoral en el estado de México ya se inició–, ayer, Peña Nieto se apersonó en Tecámac y allí presumió que en cuatro años (2013-2016) la inversión extranjera directa (IED) ha alcanzado casi 135 mil millones de dólares, monto histórico para un periodo comparable de cualquier sexenio.
Ya entrado en la celebración, añadió que (sic) el promedio de IED que en los 10 años de la década de los 80 (como dato curioso hay que decir que las décadas suelen tener 10 años) tuvimos como país fue de 2 mil millones de dólares por año, mientras que en los años 90 fue de 8 mil millones de dólares. Hoy estamos teniendo cifras cercanas a 30 mil millones de dólares por año, y eso habla, sin duda, del importante avance de la confianza que México sigue proyectando.
Y de allí a festejar las sumas, porque las restas no tienen lugar en su calculadora ni en sus discursos, y mucho menos a la hora de presumir logros. Ello, porque de acuerdo con la estadística oficial en el periodo 2013-2016 el mañoso concepto de IED cuantifica, en efecto, un monto cercano a 135 mil millones de dólares. El perollega a la hora del desglose.
En realidad, en esos cuatro años México sólo captó nueva inversión extranjera directa por poco más de 51 mil millones de dólares, es decir, dólares de a 38 centavos si se le compara con el monto presumido por Peña Nieto durante su casual gira por el estado de México (versiones no confirmadas indican que EPN decidió trasladar la sede del Poder Ejecutivo federal, junto con todo su gabinete, al palacio de gobierno en Toluca, mientras se desarrolla el proceso electoral para sustituir a Eruviel Ávila).
Y de esos 51 mil y pico de millones alrededor de la mitad se captó en cuando menos dos operaciones de compraventa de empresas otrora mexicanas: Grupo cervecero Modelo a la trasnacional AB InBev (alrededor de 21 mil millones de dólares) y la Rimsa a la trasnacional farmacéutica israelí Teva (cerca de 2 mil millones de billetes verdes). Súmense la chocolatera Turín y la fábrica de pinturas Comex, entre otras.
Es decir, el capital foráneo llega a comprar firmas mexicanas establecidas (prestigiosas y con mercado garantizado) y no a crear nuevas empresas ni a generar nuevo empleo, amén de que el gobierno federal y los estatales son extremadamente generosos a la hora de facilitar su estancia en el país. Recuérdese que en 2001 Vicente Fox también presumió inversión extranjera histórica, sin mencionar que más de la mitad correspondió a la compraventa de Banamex a Citigroup, libre de impuestos, claro está.
Entonces, como en el cuento de los perritos, a Peña Nieto sólo le quedan 38 centavos de cada dólar considerado como inversión extrajera directa. Ello, porque a la hora de hacer sumas y restas resulta que de los 135 mil millones cacareados para el periodo 2013-2014, más de 51 mil millones correspondieron a reinversión de utilidades (ganancias obtenidas en el mercado mexicano) y alrededor de 32 mil millones a préstamos entre compañías, es decir, entre matriz y filiales.
Pero así contabilizan la inversión extranjera directa, en la que la parte menor corresponde, efectivamente, a nuevas inversiones, a dinero contante y sonante, porque el grueso es reinversión de utilidades y préstamos entre compañías, y en el balance los dólares presumidos por EPN resultan ser, en el mejor de los casos, de a 38 centavos, y descontando, sin deducir la parte fiscal y/o de infraestructura que de manera muy amable y generosa regalada por los gobiernos federal y estatales, respectivamente. Y para no ir más lejos, ahí está el más reciente caso en Nuevo León con la empresa coreana KIA.
La Cámara de Diputados realizó su propio análisis, aunque en un periodo más breve. De él se toman los siguientes pasajes: en 2016 casi se mantuvo la composición de la IED que arribó al país respecto de lo reportado en 2015. Las nuevas inversiones ascendieron a 10 mil 099.9 millones de dólares (37.77 por ciento del total), decremento de 4.40 por ciento con respecto al año inmediato anterior.
En 2016, las cuentas entre compañías registraron un monto de 8 mil 395.2 millones (31.4 por ciento del total), cifra inferior a la que se notificó un año atrás, de 9 mil 106.6 millones (32.09 por ciento). Por su parte, la reinversión de utilidades constituyó 30.83 por ciento de la IED total, con 8 mil 243.5 millones, cantidad inferior en 5.37 por ciento a la registrada por este concepto un año atrás.
En relación con la evolución que guardó la IED anual destaca que la cantidad recibida entre enero y diciembre de 2016, de 26 mil 738.6 millones, constituye la tercera cifra preliminar más alta para un periodo similar de cada año desde 2007; sin embargo, si a dicha cantidad se le resta la compra de la empresa mexicana Rimsa por la farmacéutica israelí Teva, la IED hubiera sido de 24 mil 726.9 millones, registrando una disminución de 12.88 por ciento en relación con la cantidad preliminar del mismo periodo de 2015, o un incremento de 2.2 por ciento si a la cifra preliminar de 2015 se le excluye la adquisición de acciones de las empresas de telecomunicaciones Iusacell y Unefon por ATT por la cantidad de 2 mil 37 millones y la venta de una de las líneas de negocio de la firma mexicana Vitro a una empresa estadunidense por un monto de 2 mil 150 millones.
En el año citado, de los flujos de IED realizada y notificada 61.34 por ciento se canalizó a la industria manufacturera, 9.63 llegó a los servicios financieros y 5.93 se destinó al transporte, principalmente. Además, 38.93 por ciento provino de Estados Unidos (10 mil 410.2 millones); de dicho monto, 35.89 por ciento correspondió a nuevas inversiones y se dirigió, principalmente, a la industria manufacturera y a los servicios financieros.
Las rebanadas del pastel
Pues nada, que de nueva cuenta exhiben al supuesto aparato mexicano deprocuración de justicia. Tomás Yarrington no sólo traía guaruras del gobierno, sino que su captura en Florencia, Italia, fue porque Estados Unidos aportó la inteligencia y armó el operativo. Vamos bien.
Twitter: @cafevega

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