miércoles, 14 de marzo de 2018

México SA

Pensionissste atraca
ICA: otro rescate
Consar avala el robo
Carlos Fernández-Vega
M
iserables son las pensiones que reciben los trabajadores de los sectores público y privado, pero su multimillonaria alcancía de ahorro (por medio de las Afore) está a la disposición de las grandes empresas… aunque estén quebradas.
Se ha destapado un caso más de la inagotable práctica gubernamental de rescatar a los grandes consorcios privados con dinero ajeno (sea mediante el descarado uso de los impuestos para el fin descrito o el ahorro de los trabajadores, a quienes ni siquiera tiene la cortesía de consultar) y, de inmediato, pasar la factura a los dueños originales de esos recursos.
La Jornada lo publicó así: “El fondo de pensiones de los trabajadores del Estado mexicano inyectó más de 400 millones de pesos en la constructora ICA y se convirtió en su mayor accionista cuando la empresa se dirigía a la insolvencia, una inversión que ahora será borrada por un plan de restructuración, según fuentes cercanas al asunto.
“Pensionissste (una empresa del Estado), que maneja unos 195 mil millones de pesos de jubilaciones de trabajadores, adquirió con la transacción una participación de 10 por ciento en ICA (…) A mediados de 2015 (el valor de) las acciones de ICA había caído más de 50 por ciento respecto del año anterior, por un desplome en el peso que elevó su pesada carga de deuda denominada en dólares y un menor gasto del gobierno en infraestructura, que llevó a la empresa a padecer una falta de efectivo.
“A pesar de eso, Pensionissste comenzó a comprar acciones de ICA y gastó unos 400 millones de pesos a un precio promedio cercano a siete pesos por acción (…) ICA, otrora la mayor constructora de México, finalmente dejó de pagar su deuda en diciembre de 2015”, por lo que la empresa borró el dinero del mencionado rescate, es decir, no pagará un solo centavo de la generosa inyección de recursos ajenos.
Por si fuera poco, y en el colmo del cinismo, Carlos Ramírez, presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), aseguró que se examinó la citada compra de acciones, que tal operación financiera cumplió con las normas vigentes y que fue una decisión colegiada de la propia Afore.
¿En serio? ¿Las normas vigentes permiten la compra de acciones de empresas quebradas y las decisiones colegiadas de Pensionissste se toman para que los ahorradores pierdan su ahorro? En todo caso, ¿por qué los directivos de la Afore no utilizaron sus propias utilidades y no el dinero ajeno para salvar a ICA?
¿Quién o quiénes autorizaron el rescate y la pérdida para los trabajadores? Silencio absoluto, pero el citado personaje justifica el uso de dineros ajenos, porque sus dueños pierden poquito. Sin embargo, esto no es pérdida, sino robo descarado.
Dice Carlos Ramírez que la inversión (léase el robo) apenas representó 0.2 por ciento del portafolio de Pensionissste y en términos del ahorrador significó un costo de 0.1 por ciento del rendimiento, y será la propia Afore que tiene que explicarle a los trabajadores los argumentos por los cuales tomó esa decisión.
Cómodo, el fresco presidente de la Consar se lava las manos y aplica la filosofía de Hilario Ramírez Villanueva, alias Layín, el presidente municipal que dijo: “Robé poquito, porque estaba bien pobre… Nomás le di una rasuradita”. Pero ICA –y el Pensionissste– le dio una rasuradita” al ahorro de los trabajadores.
Una raya más al tigre (ahora que este felino está de moda entre los políticos), en el entendido de que no es la primera vez que el erario o dineros ajenos salvan a ICA. En este sentido, cómo olvidar el rescate carretero (cortesía de Ernesto Zedillo), del que dicho consorcio fue uno de los principales beneficiarios (un barril sin fondo que se conoce como Farac, cuyo saldo, al cierre de diciembre pasado, sobrepasó 240 mil millones de pesos).
A pesar de ello, Vicente Fox restituyó las concesiones para carreteras (cortesía de Carlos Salinas) a ICA y le otorgó más, dejando a los mexicanos –condenados a recibir pensiones miserables– el pago de los platos rotos de la modernización de la red carretera nacional a cargo de los grandes consorcios.
Pero no sólo las carreteras. Como parte del rescate bancario (léase Fobaproa), la Concesionaria de Agua de Aguascalientes (Grupo ICA, 55 por ciento de las acciones, y Generale Des Eaux, 45 por ciento). Esta empresa se dedicaba a la operación y mantenimiento de redes de alcantarillado y agua potable, y su capital ascendía a 35 millones y su deuda a 107 millones. Quiebra total.
Pero los genios del Fobaproa decidieron rescatarla (en realidad al banco acreedor, el español Santander). Como siempre, Nacional Financiera entró al quite e ICA logró un acuerdo… con cargo a los bolsillos de los mexicanos de a pie.
Es interminable el inventario de rescates privados con recursos públicos o totalmente ajenos a los consorcios salvados. No sólo los bancos reprivatizados en el salinato, sino todo tipo de consorcios que abultaron el número de empresas particulares que se reconvirtieron en públicas, para reprivatizarse años después y, desde luego, ser rescatadas una vez más.
Otras recibieron multimillonarios créditos del Estado –que nunca pagaron– para salir adelante. En este contexto, cómo olvidar el generoso financiamiento que el entonces presidente José López Portillo concedió al Grupo Industrial Alfa de Monterrey, cuya cabeza visible era su gran amigoBernardo Garza Sada.
En 1982, el año de la megacrisis mexicana, López Portillo ordenó a Banobras (un banco del Estado dedicado a financiar obra pública, no rescates privados) otorgar un crédito por 17 mil millones de pesos (algo así como 850 millones de dólares al tipo de cambio de entonces) al Grupo Industrial Alfa, porque éste registraba una crítica situación que rápidamente lo llevaba a la crisis.
Llegó Miguel de la Madrid y con él el inicio de la venta de garaje. A partir de entonces, todos los bienes de la nación terminaron en manos amigas, nacionales y foráneas (banca, minas, aerolíneas, ingenios azucareros, carreteras, petróleo, electricidad, gas y un larguísimo etcétera).
Pero no fue suficiente, porque muchas de las empresas de la venta de garaje fueron rescatadas por el erario. Y cómo no, si tales salvamentos son jugosos negocios para los funcionarios rescatadores y los empresarios rescatados, porque al final de cuentas se trata de dinero ajeno y roban poquito, según la Consar.
Las rebanadas del pastel
Así es: pensiones miserables para los dueños del dinero ahorrado y rescatesmultimillonarios para los amigos de lo ajeno.

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