sábado, 1 de septiembre de 2018

Instituto de Formación Política de Morena

CUANDO LOS DE ABAJO ESTAMOS ARRIBA
Pedro Miguel
En esta hora de la celebración no olvides, alma mía, tu origen en la pobreza de la tierra. Evoca la discreción y la cautela que debías guardar cuando éramos un anónimo, un peatón, un vulnerable, un perseguido más.
En estos días de triunfo, corazón mío, sigue fiel al mandato de querer a todos y no te refociles en la ilusión de ser querido por todos. No te endurezcas en la indiferencia. No tomes los pedidos de ayuda, por multitudinarios que se hayan vuelto, como ruido de fondo; ten presente que te han puesto en donde estás por tu capacidad para escuchar, no por tu habilidad para construir un muro ante las palabras de los otros.
Ahora que tus propósitos parecen más fáciles, cuerpo mío, vive como has vivido siempre y trabaja con el mismo tesón que pusiste en conseguir la victoria. No aceptes la vida muelle ni las comodidades innecesarias. No intentes saciar tu hambre pasada devorando el pan de los otros y sigue caminando hacia ellos antes de hacer que caminen hacia ti. Cuida el dinero ajeno con el mismo celo con el que cuidaste los centavos de tu patrimonio escaso y de tu ingreso estrecho.
En este momento en que los sueños empiezan a adquirir cuerpo, cabeza mía, defiende tu razón sin confundirla con La Razón y resiste al deseo de creerte omnisciente porque hoy necesitas más que nunca la humildad del aprendiz. Y cuando estés frente al enjambre de cámaras y micrófonos recuerda que no es la atracción a tu persona lo que lo mueve sino la significación que los demás depositaron en ti: no caigas en la tentación de creerte algo más que tus representados.
Son ustedes, alma, corazón, cuerpo y razón míos, un instrumento que los demás se han dado para labrarse paz y bienestar. De no ser por esa función, somos sólo una molécula sin nombre ni relevancia perdida en el mar de la humanidad. Y no vayamos a sentir pena por volver a ella, que es como un abrazo nutricio y cálido, cuando la misión termine o cuando hayamos agotado nuestras fuerzas.
Y ahora pongámonos a trabajar.

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