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viernes, 17 de diciembre de 2010
Las secuelas de Wikileaks
Luis Javier Garrido
Los documentos del Departamento de Estado sobre México divulgados por Wikileaks al concluir 2010, que confirman el fracaso total de la “guerra de Calderón” contra el narco, han evidenciado la grave responsabilidad que tiene la “clase política” mexicana de redefinir las políticas generales del Estado para rescatar al país, de ahí que el gobierno de facto y los medios busquen minimizar y mistificar su contenido, y que la única reacción acorde a la gravedad de lo que está aconteciendo en México venga desde la sociedad.
1. La reacción tardía y carente de dignidad de Felipe Calderón ante el escándalo, ajena por completo a la tradición diplomática mexicana, mostrando una tibia inquietud por la divulgación de documentos que lo comprometen, evidencia de nuevo su sumisión a Washington. Tras de que el presidente Barack Obama lo llamó, como a otros jefes de Estado, el sábado 11, para deplorar no el trato que le dan en los documentos los oficiales de su gobierno, sino las que calificó como “deplorables” filtraciones, y subrayar que el asunto no daña los nexos “con México”, Calderón aguardó otros dos días para hacer saber que en esa charla él refrendó que a su entender esos documentos deberían haber permanecido por siempre secretos, doblando así de nuevo la cerviz.
2. Los documentos del Departamento de Estado, no se puede desconocer, no hablan únicamente de un gobernante carente de dignidad, que se muestra “cobarde”, “sumiso” e “inepto” en sus relaciones con Washington, como hasta ahora han pretendido los medios, o que en el peor de los casos no tiene más culpa que la de haber instaurado una guerra para amedrentar al pueblo, tratar de legitimarse por la vía del autoritarismo y propiciar con el escenario creado que las multinacionales de las que es cómplice se adueñen de los recursos estratégicos del país, sino de haber instaurado políticas que han llevado –por la barbarie y destrucción que deliberadamente han generado– a una verdadera destrucción de México como un Estado independiente para tornarlo en un “Estado fallido” como lo exige el proyecto de Washington.
3. Las filtraciones de Wikileaks muestran también cómo Felipe Calderón al llevar a las fuerzas armadas mexicanas a desempeñar funciones que tienen prohibidas por la Constitución General de la República y subordinarlas a agencias estadunidenses, no nada más quebrantó el orden constitucional, atentó contra la soberanía nacional y comprometió la paz social de México, sino que ha abierto una crisis institucional. El reclamo airado del Ejército es ahora por la nula defensa que hizo de éste ante las acusaciones que, según las filtraciones, se le hacen desde Washington de ineptitud y corrupción (Milenio Diario del 16 de diciembre).
4. 2010 se termina por eso con los reclamos provenientes de todos los rincones de México exigiendo que termine la barbarie de Calderón, que éste sin embargo está empeñado en prolongar para propiciar que el Partido Acción Nacional yunquizado siga siendo por seis años más el artífice de esa transición de México de una república a un protectorado.
5. El PRI ha quedado en tanto a la deriva ante la situación crítica, pues a lo largo de los pasados cuatro años avaló todas las acciones de la seudo “guerra de Calderón” contra el narco, el propio gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto se solidarizó con ella en diversas ocasiones, y de manera tácita en todo momento los priístas aceptaron la sumisión a Washington de los panistas y las acciones intervencionistas de las agencias estadunidenses, y aunque ahora diputados y senadores no desaprovechan momento para condenar la barbarie calderonista, como lo han hecho tras los ataques desquiciados de la PF a Apatzingán y otras poblaciones de Michoacán a mediados de diciembre, no tienen una contrapropuesta.
6. La tesis tardía de Carlos Salinas de Gortari pretendiendo ahora defender la soberanía nacional, criticando el aval del gobierno de Fox a la invasión estadunidense de Irak –“país productor de petróleo”–, y asumiendo que el PRI tiene políticas económicas e internacionales diferentes de las del PAN, misma que sostiene en su libro Democracia republicana. Ni Estado ni mercado: una alternativa ciudadana (Grijalbo, 2010), no es creíble ni para los mismos priístas, cuyos cuadros dirigentes van todos en picada por el tobogán del neoliberalismo y han perdido como los panistas la noción de lo que es la nación, por lo que sólo evidencia su desquiciamiento por erigirse como el nuevo “jefe máximo” de su partido.
7. El principal responsable de haber uncido a México al TLC o NAFTA y de haber instaurado las políticas que han llevado al desmantelamiento de la nación y a la destrucción del Estado mexicano, tiene razón cuando culpa a Fox de haber apoyado la invasión a Irak, como lo hizo al polemizar con el ex canciller foxista Jorge G. Castañeda (Milenio Diario de los días 13 y 14 de diciembre). México avaló la invasión de Bush en 2003, por más que Castañeda renunciara entonces para no tener que enfrentar las consecuencias de las políticas que había urdido, que Fox se hiciera operar el día que creyó se iba a votar la guerra en el Consejo de Seguridad y que el embajador Adolfo Aguilar Zinser haya desplegado poco después una mentirosa campaña de propaganda para ocultar que él votó ignominiosamente en el Consejo de Seguridad ese 16 de octubre de 2003 el respaldo a la invasión y todas las vergonzosas decisiones ulteriores.
8. No tiene la razón Salinas, sin embargo, cuando pretende que él es ajeno a la llegada ilegítima de Felipe Calderón a la Presidencia en 2006 por medio de un fraude al pueblo de México, del cual él fue uno de los artífices, ni cuando se olvida que él es el jefe de uno de los grupos de mafiosos que lucran ilegalmente en México con contratos de energía (lo que él critica en Irak), ni mucho menos cuando pretende escamotear su corresponsabilidad y la de los priístas, de los cuales funge como guía, en las políticas de complicidad del gobierno panista con los halcones del Pentágono, de las cuales da cuenta Wikileaks, para llevar a México a una “colombianización” y tornar a nuestro país en un “Estado fallido”.
9. Los priístas, en todo caso, están sólo ansiosos por alcanzar el respaldo de Washington para su pretendido “retorno”, como lo evidenció de manera patética la ex canciller Rosario Green, miembro prominente del Institucional, durante una entrevista con la CNN el miércoles 16, en la cual evidenció una vez más el deterioro absoluto de la “clase política” mexicana, al hacer varios reclamos a Washington para terminar implorando la ayuda de la administración de Obama para que México pueda “combatir el narcotráfico”.
10. Las secuelas de las filtraciones de Wikileaks están a la vista, y mientras que para el gobierno panista y los grupos oligárquicos nada va a cambiar, para la mayoría de los mexicanos debe terminar la injerencia extranjera en nuestro territorio y tiene que ponerse un fin a la militarización y a las políticas demenciales de Felipe Calderón para que el país retorne a la legalidad y a la razón.
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