jueves, 16 de diciembre de 2010

México SA


Desplome del poder adquisitivo

México: penúltimo lugar en AL

Salario por abajo de Nicaragua

Carlos Fernández-Vega

Aunque a estas alturas ya no es novedad, la Organización Internacional del Trabajo ha confirmado que México ocupa el penúltimo lugar en América Latina, y uno de los más bajos del mundo, en lo que se refiere a poder adquisitivo del salario mínimo, sólo arriba de Guyana, pero abajo de Nicaragua (en el caso latinoamericano), y en niveles similares a los registrados en Gabón, Mauricio, China (aunque esta nación está ligeramente por encima del nuestro) y Kazajistán. Para no ir más lejos, Haití se ubica varios escalones arriba en dicho indicador.

Para documentar el desenfrenado triunfalismo del inquilino de Los Pinos (quien asegura que durante su estadía en la residencia oficial se ha incrementado el poder adquisitivo de los mexicanos), el citado organismo internacional ha divulgado su Informe mundial sobre salarios 2010-2011; políticas salariales en tiempos de crisis, en el que lamentablemente México aparece colocado en la citada posición, no sin subrayar que desde 1982 el salario mínimo real en el país registra pérdida constante. De hecho, en 2009 los países de América Latina donde los salarios crecieron por debajo de la inflación fueron México, Guatemala y Venezuela. En el resto de la comunidad latinoamericana se reportaron alzas reales, incluso de 10 tantos por arriba del avance de los precios, como en el caso de Honduras, o del doble de la inflación en el de Brasil.

Pero no sólo eso. El informe de la OIT advierte que en México la participación de los salarios en el ingreso total se desplomó 9.6 puntos porcentuales en términos reales del sexenio de Miguel de la Madrid al de Felipe Calderón (casualmente el periodo neoliberal), al pasar de 39.5 por ciento entre 1980 y 1985, a 29.9 por ciento en el lapso 2004-2007, lo que confirma no sólo la tendencia predominantemente negativa a largo plazo en la participación de los salarios, sino que los beneficios y la redistribución del ingreso se han fortalecido, pero abiertamente a favor del capital, subsidiado por la masa trabajadora. Tal proporción, a precios actuales del producto interno bruto, equivale a casi un billón 300 mil pesos.

Todavía se escucha por allí las huecas palabras de cierto personaje: “los gobiernos democráticos (léase los panistas, dicho por uno de ellos) no sólo hemos frenado la pérdida del poder adquisitivo del salario, sino que, incluso, el poder adquisitivo del salario mínimo en México, como ha crecido más que la inflación, ha podido recuperarse en términos reales y en términos nominales, por primera vez en 40 años en el país… el poder adquisitivo del salario comienza a recuperarse” (¿quién será el jilguero?). En fin el empecinado México del discurso contra el México real.

Entre los aspectos destacados por la OIT se cuenta el de las devastadoras consecuencias de la crisis económica en los mercados laborales del planeta. El desempleo se ha incrementado a 210 millones de personas, el más alto jamás registrado, y muchos millones más “se han simplemente retirado de la fuerza laboral ya que se encuentran demasiado desalentadas para continuar buscando trabajo. Los salarios netos también se han visto afectados. En particular, el crecimiento mundial en salarios promedio reales se redujo a la mitad en 2008 y 2009 en comparación con años anteriores. Esto destaca cómo, mientras la crisis resultó dramática para quienes perdieron sus empleos, los salarios netos más bajos de lo esperado han seriamente perjudicado el poder adquisitivo y el bienestar de quienes lograron conservar sus empleos. Entre los desafíos más apremiantes a ser abordados figura el aumento de la desigualdad salarial, una creciente desconexión entre salarios y productividad, y los aproximadamente 330 millones de empleados que se encuentran actualmente recibiendo bajos salarios en su país” (en México no menos de 25 por ciento de la fuerza laboral).

El informe señala que si bien el crecimiento salarial se desaceleró, se mantuvo consistentemente positivo en Asia y América Latina (salvo en México), aunque otras regiones experimentaron caídas en los salarios reales en ciertas etapas durante la crisis. En los países avanzados, los salarios reales disminuyeron 0.5 por ciento en 2008, pero subieron 0.6 por ciento en 2009; en Europa Central y del Este declinaron 0.1 por ciento en 2009. “Tal vez lo más dramático fue la caída del poder adquisitivo de los salarios en 2.2 por ciento en 2009, en Europa del este y Asia central. Se enfatiza la necesidad de ejercer cautela al interpretar estos cambios en el crecimiento salarial, ya que reflejan diversos factores relativos a la crisis (tales como desempleo e inflación). El crecimiento positivo de los salarios reales durante una crisis financiera puede a veces atribuirse simplemente a una menor inflación y/o concentración de pérdidas de puestos de trabajo en empleos de bajos salarios”.

A pesar de la desaceleración en el crecimiento de los salarios, este cambio fue en general menor a la declinación respectiva en el crecimiento de la productividad laboral o en el crecimiento del PIB durante los años de la crisis. Esto se puede observar a partir del hecho de que un número significativo de países donde la productividad laboral declinó, presentaron no obstante un crecimiento salarial promedio positivo, lo cual es un hallazgo en línea con la conclusión de que los ajustes salariales a la baja tienden a ser menores que los ajustes del PIB. Asimismo, la mayoría de los países para los cuales se dispone de datos experimentaron un aumento a corto plazo en la participación de los salarios en el PIB entre 2007 y 2009 (México no está en el inventario). Esta tendencia muestra que, a pesar de la declinación tanto en la masa salarial total como en las utilidades durante la crisis, las utilidades resultaron más volátiles… La tendencia a corto plazo de una participación salarial más alta no sólo se observa a nivel nacional, sino también a nivel de algunos sectores, particularmente el de manufactura. Sin embargo es plausible que, junto con un desempleo persistentemente alto, continuarán las presiones (o aún más fuertes) sobre los salarios”, puntualiza la OIT.

Las rebanadas del pastel

Que no y mil veces no al aumento del precio de la tortilla, porque pega en seco al bolsillo de los mexicanos, dijo Bruno Ferrari, secretario de Economía. Qué bueno, pero ayer la misma dependencia que encabeza el reverendo anunció un aumento de 170 por ciento al subsidio público para la masa de nixtamal, con la que se elabora la tortilla que no subiría de precio. Entonces, ¿de dónde cree Ferrari que sale el dinero para dicho subsidio? ¡Pues de los bolsillos de los mexicanos a quienes no querían afectar!

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