El costo del cambio climático
Menos grilla, más acción
Los acuerdos brillan por su ausencia
Carlos Fernández-Vega
Menos grilla, más acción
Los acuerdos brillan por su ausencia
Carlos Fernández-Vega
Por si alguien dudara del riesgo que se corre en caso de fracasar el intento, la Cepal, en plena reunión de la COP 16 en Cancún, advirtió sobre las escalofriantes consecuencias y costos para América Latina en caso de no concretar acuerdos en la materia y actuar en consecuencia: el cambio climático provocaría una pérdida equivalente a cerca de uno por ciento del producto anual entre 2010 y 2100 en los países de la región si no se logra un consenso global en torno a acciones de mitigación; este porcentaje es superior al que los gobiernos latinoamericanos gastan, como promedio anual, en investigación y desarrollo (0.63 por ciento del PIB en 2007) y al presupuesto de la mayoría de los ministerios de medio ambiente”.
Noventa años parecen ser muchos, pero a la velocidad que lleva la depredación ecológica en la región ese plazo fácilmente equivaldría a un parpadeo si nadie hace caso a las advertencias ni se corrige el deterioro, toda vez que el calentamiento global “será un factor condicionante esencial en las características y opciones del desarrollo económico de este siglo en América Latina”. Reuniones van, reuniones vienen, y los acuerdos y las acciones derivadas de ellos brillan por su ausencia, mientras el deterioro se agudiza. Así, por cortesía de la Cepal y su informe La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2010, va un paseo por la realidad regional en la materia.
La evidencia disponible sobre el cambio climático en América Latina y el Caribe muestra patrones regulares similares a los de nivel global. En la región se observa un aumento paulatino, pero persistente, de la temperatura global de superficie, estimado como una tendencia lineal considerando los últimos 100 años (1906-2005). Sin embargo, esta tendencia se eleva a casi el doble si se consideran sólo los últimos 50 años; además, entre 1970 y 2005 se observa un aumento medio aproximado de entre 0.3 y 0.5 grados centígrados por década en América del Sur y Centroamérica, con mayor intensidad en el norte de México y la región del Amazonas.
Existe evidencia de un incremento de la temperatura de alrededor de un grado centígrado para Mesoamérica y algunas regiones de América del Sur. En contraste, se observa una tendencia a cierta reducción de la temperatura en la costa oeste del sur del Perú y Chile. El número, la intensidad y la frecuencia de las precipitaciones también se modificaron entre 1900 y 2005. Por ejemplo, se percibe un incremento en la precipitación que se traduce en un aumento en la frecuencia e intensidad de las inundaciones en Paraguay, Uruguay, la pampa argentina y algunas zonas de Bolivia. Sin embargo, en regiones del noreste, noroeste y norte de América del Sur se observan ciertas reducciones, al igual que en el sur de Chile, el suroeste de Argentina, el sur de Perú y el oeste de Centroamérica.
También se esperan cambios en la precipitación en distintas regiones del Caribe. La región experimenta, además, una tendencia a la reducción de los glaciares, lo que incidirá sobre la disponibilidad de agua a largo plazo. Se registra una creciente variabilidad climática con un consecuente aumento de eventos extremos. Ello se manifestó, por ejemplo, en Venezuela (1999 y 2005) y la pampa argentina (2000-2002), como también en las tormentas de granizo y hielo que afectaron a Bolivia (2002) y el área de Buenos Aires (2006), y en los huracanes de 2005 en el Caribe. La evidencia del aumento de la temperatura en los países de Centroamérica y América del Sur de manera individual es sólida.
El análisis de componentes no observables sobre la evolución aproximada de la temperatura por país muestra la presencia de una tendencia ascendente, aunque con diferencias importantes de un país a otro. Este análisis se complementó con pruebas de raíces unitarias que permitieron confirmar esa tendencia. Las proyecciones climáticas para América Latina y el Caribe indican que continuará el aumento paulatino pero persistente del promedio de temperatura, aunque con diferencias según las regiones, y habrá cambios en los patrones de cantidad, intensidad y frecuencia de las precipitaciones. Se observa además una creciente variabilidad climática, con un consecuente aumento de eventos de temperatura extrema, como olas de calor. En general, las proyecciones de América del Sur para este siglo indican un aumento progresivo de la media de temperatura de entre uno y 4 grados centígrados, en el escenario de emisiones más bajas (B2), y de entre 2 y 6 en el escenario de emisiones más altas (A2). Los cambios en la precipitación son más complejos y sus proyecciones regionales muestran mayor incertidumbre: para las zonas centrales y tropicales de América del Sur las proyecciones oscilan entre una reducción de 20 a 40 por ciento y un aumento de 5 a 10 en el periodo 2071-2100.
Las proyecciones climáticas muestran un persistente aumento de eventos extremos. Se espera una intensificación de las lluvias en el centro de México, las regiones tropicales y el sureste de América del Sur, donde el promedio de las cifras que arrojan los modelos climáticos indican un aumento de la precipitación de 10 por ciento, con una tendencia creciente en el noroeste de Ecuador, Perú, el sureste de América del Sur y reducciones en el este de la Amazonia y el nordeste de Brasil, en el centro-norte de Chile y en la mayor parte de México y Centroamérica. Las proyecciones de días secos consecutivos tienden a incrementarse en México, Centroamérica y en toda América del Sur (excepto Ecuador, el noreste de Perú y Colombia), asociadas a cambios positivos o negativos en la precipitación menores a 10 por ciento. A pesar de que la intensidad en la precipitación se incrementa en general en América Latina y Centroamérica, se observan también periodos más largos entre las lluvias (más días secos consecutivos) y una disminución en el promedio de precipitación. Asimismo, en la mayor parte de América del Sur y Centroamérica se perciben cambios positivos en la temperatura. Con respecto a las olas de calor, se proyecta un aumento significativo para toda América Latina, con mayor énfasis en el Caribe y en el sureste de América del Sur y Centroamérica. A su vez, se prevé un aumento continuo y significativo de noches más cálidas en toda América Latina, sobre todo en México y Centroamérica, y en la región subtropical de América del Sur.
Las rebanadas del pastel
En síntesis, menos grillas y más acciones… Un abrazo, con su respectiva felicitación, a Carmen Lira por el premio nacional de periodismo que le otorgó el Club de Periodistas de México, así como el obtenido por La Jornada Ediciones por el libro Los 100 años de la UNAM. ¡Salud!
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