jueves, 20 de octubre de 2011

Ciudad Perdida


Proceso electoral perredista

En pos del cascarón

La militancia ya decidió

Miguel Ángel Velázquez

Entre el odio y la traición, como en corrido norteño, el próximo domingo, sin rumbo pero con la ambición desatada, el Partido de la Revolución Democrática protagonizará la cruenta guerra por la nada, la guerra fratricida por el cascarón de un partido que ahora no es más que un membrete.

En el ejercicio pleno de su autoengaño, los perredistas, puñal en mano, irán dispuestos a todo para ganar el control de un partido de plena apariencia, donde la militancia no es más que la forma de obtener un vehículo oficial con el que se debe transitar para dar forma a la militancia verdadera.

Es importante, sí, para las dirigencias que miran en ese organismo el botín que les puede cambiar la vida o cuando menos les asegure mantener el estatus que han conseguido, desde luego, haciendo politiquería desde el mismo PRD. En eso radica la trascendencia de la contienda para los liderazgos, pero entre quienes forman el padrón electoral de ese partido, lo que suceda el próximo domingo carece de importancia, porque ya decidieron, en una inmensa mayoría, caminar por la ruta que les ha abierto el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Se entienda o no, las desviaciones, el entreguismo a las formas y los conceptos de derecha que una de sus tribus, Nueva Izquierda, para ser concisos, impuso al partido, quebró las esperanzas que se tenían de conseguir el cambio que requiere el país para lograr la justicia social que se promete, y que fue motivo de la revolución del siglo pasado.

Ahora las planillas que contienden por el control del PRD no parecen, en general, asegurar que se retomarán las bases que dieron razón al nacimiento de ese instituto político. Ni el liderazgo de Marcelo Ebrard ni el de René Bejarano, menos aún el del chuchismo, advierte la posibilidad de volver al cauce del inicio.

Por ello, desde las bases se ha ido organizando algo que sí pueda representar, sin sombra de duda, las exigencias de esa militancia rebelde que dejó de ser perredista pero mantiene su registro amarillo, en el entendido de que podrá migrar a cualquier otra opción de izquierda que le permita seguir en la construcción de un partido que le asegure mejores horizontes.

La prueba ya se dio. El ejemplo no es menor. En la elección de delegado en la demarcación más poblada del Distrito Federal, Iztapalapa, el PRD votó contra el PRD e hizo ganar a una opción que había desechado la cúpula. La lección no se ha aprendido. Hoy la mayoría de las tribus van en contra de Marcelo Ebrard, es decir, en contra de la posibilidad de que el jefe de Gobierno imponga a su sucesor desde ese partido, porque consideran que los candidatos del jefe de Gobierno no cumplen con los mínimos requisitos de pertenencia a la izquierda. Pero los que se oponen tampoco significan el cambio que interesa a la militancia, es decir, en el PRD no hay futuro.

Ese puro hecho, el de Iztapalapa, señala que no todos los que tienen credencial perredista apoyan a su partido. Ya no hay, por más que se quiera, una militancia fiel a cualquiera de las tribus. Los compromisos de la gente corren por otro rumbo, y eso no se quiere entender en el sol azteca, que ha quedado sin sustancia, sin horizonte, pero con mucho dinero, es decir, como cascarón cuajado de podredumbre.

En esas están mientras para la gente lo menos importante es quién se quede con el botín, es decir, con el partido. Desde el PRD se ha ignorado la fuerza, poca o mucha, que tiene Morena, pero ese grupo, dentro o fuera del PRD, será el que diga, eso es la realidad, si se acepta o no al candidato que negocien los amarillos.

Por lo pronto, las clientelas están listas para acudir a la elección del PRD sin que les importe quién o quiénes se trepen a la dirigencia partidista. Total, como hemos venido diciendo, las querencias ya tomaron otro rumbo.

De pasadita

Cuentan que ayer, en el homenaje al general Lázaro Cárdenas del Río, el secretario de Educación del Distrito Federal, Mario Delgado, mostró todo lo que ha aprendido en la formación de equipos de futbol americano. Con tal de salir en la foto, trató de taclear a Joel Ortega. Es más, hay quien asegura que entre los dos se dio el siguiente intercambio:

–Oye, ya sé que hay gente tuya que está destruyendo mi propaganda –dijo Mario Delgado.

–No, no es la tuya, la que quitamos, la que se está bajando es la de tu homónimo, así que no te apures –respondió Ortega.

¡Toing!

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