La corriente del río Balsas arrasó con casas, comercios, clínicas rurales...
El traslado de lesionados no ha sido posible porque hace falta la presencia del Ejército
Rubicela Morelos y Sergio Ocampo
Corresponsales
Periódico La Jornada
Sábado 21 de septiembre de 2013, p. 4
Sábado 21 de septiembre de 2013, p. 4
Altamirano, Gro., 20 de septiembre.
Las aguas desbordadas del río Balsas se llevaron y destrozaron todo lo que encontraron a su paso en comunidades de las regiones de Tierra Caliente y sierra, donde unas 50 mil personas permanecen incomunicadas, sin víveres ni atención médica.
Los daños son incalculables. Los habitantes de las poblaciones aisladas desde hace cinco días claman por ayuda, pero hay localidades a las que todavía no han podido llegar las autoridades. Lo peor es que las lluvias continúan.
En Tierra Caliente la fuerza que cobró la crecida del río Balsas derrumbó al menos tres puentes, únicas vías de comunicación de los municipios de Coyuca de Catalán, Ajuchitlán del Progreso, San Miguel Totolapan, Zirándaro y algunas comunidades de Tlapehuala.
Esos puentes no sólo comunicaban a esas demarcaciones, sino que conectaban con algunos municipios de la sierra (en el caso del puente de San Miguel) y la Costa Grande (el de Coyuca de Catalán).
La corriente arrasó con casas, negocios, clínicas rurales, vehículos, árboles, cultivos, animales y personas. Aún no se cuantifican los daños. Cientos de pobladores lograron salvar la vida gracias a que corrieron a los cerros o partes más altas.
Las personas que permanecen incomunicadas están desesperadas, porque la mayoría no tiene víveres, agua, luz ni teléfono. Este viernes, en un recorrido de Arcelia a Altamirano se pudo observar a lugareños parados en la orilla del río Balsas esperando ayuda.
A las 13 horas recibieron en lancha los primeros cargamentos con agua embotellada y alimentos enviados por sus familiares. A través de altavoces solicitaban atención médica para una mujer que estaba por dar a luz y dos personas lesionadas al caer en el monte.
Con ayuda de Protección Civil municipal y voluntarios, hoy llegaron médicos y enfermeras civiles. Sin embargo, este personal se niega a trasladar hacia hospitales a las personas que lo requieren, con el argumento de que son muchas y tienen que esperar a que llegue el Ejército.
Desde el mirador conocido como Changata, entre el rugido de la corriente del Balsas, familiares de las personas que quedaron al otro lado del río gritan los nombres de sus parientes. Si alguien responde o levanta la mano respiran aliviados, pero de lo contrario rompen en llanto.
Varios lanzan maldiciones contra alcaldes de localidades de la Tierra Caliente, porque
ni siquiera sirven para avisar a las autoridades y que éstas envíen helicópteros y elementos del Ejército a ayudarnos.
En la colonia Tierra Blanca de Ciudad Altamirano, en los límites con Michoacán, casi todas las 150 viviendas asentadas en la ribera del Balsas desaparecieron. Las aguas desbordadas derribaron el puente que comunica Altamirano con Coyuca de Catalán.
Los damnificados tienen coraje contra su alcalde, Reynel Rodríguez, contra el gobernador Ángel Aguirre y el presidente Enrique Peña porque, según dicen, si los hubieran alertado los daños no hubieran sido tan grandes.
San Miguel Totolapan, cercano a Tlapehuala y Altamirano, está incomunicado porque el puente que conduce al municipio también se lo llevó el Balsas. El puente del Cantón, en el municipio de Ajuchitlán, también colapsó.
Daños en Michoacán
A cuatro días que se desbordó el Balsas, la mañana de este viernes por fin se pudo acceder por tierra a las comunidades del municipio de Huetamo, Michoacán, donde medio centenar de casas quedaron bajo el agua. La Secretaría de Agricultura federal estima que se perdieron 30 mil hectáreas de cultivo en el estado.
El secretario de Gobierno de Michoacán, Jaime Mares, reportó 5 mil damnificados. El diputado local Elías Torres informó que 300 familias perdieron sus pertenencias.
Con información de Ernesto Martínez
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