martes, 1 de noviembre de 2016

Joder

José Blanco
E
n México esa palabreja tiene usos con un significado distinto al que tiene en España.
Es 1977. El Senado español debate el proyecto de Constitución remitido por el Congreso y el senador por designio del rey, el escritor tremendista Camilo José Cela, se duerme. El presidente Antonio Fontán logra hacerse oír por el durmiente y le señala que está dormido. Una vez restaurada su consciencia, Cela asegura que no, que está durmiendo, pero no dormido. Fontán –catedrático de latín– le replica: ¿Y no es lo mismo? Y el gallego replica: Pues no. Como no es igual estar jodido que estar jodiendo, ocurrencia recibida con grandes risas y narrada luego miles de veces.
Sea cierta o no la anécdota senatorial –hay quien niega que haya ocurrido–, Camilo José nunca la desmintió y algunos piensan que el propio Cela se encargó de difundir la anecdotilla como ocurrencia posterior a aquella sesión solemne del Senado.
Es claro que el pasado martes 26 de octubre el mandatario Enrique Peña usó, sin duda, el sonoro término en su acepción mexicana. Ningún presidente del país se levanta por las mañanas pensando cómo joder a México, sino cómo hacer bien las cosas.
En un reportaje de Rosa Elvira Vargas, Roberto González e Israel Rodríguez, de nuestro periódico, en una “larga exposición sobre decisiones de su administración y convicciones propias, admitió nuevamente haber tomado una ‘decisión precipitada’ al invitar al candidato republicano Donald Trump”… Ubicó a los políticos, más allá de sus partidos, como responsables de sus actos ( goodby, al jarocho Duarte)… Se mostró en contra de la segunda vuelta en comicios presidenciales. También habló de su insatisfacción por los resultados obtenidos hasta ahora en el tema de la seguridad (¿el Presidente distingue entre los malhechores y sus supuestos persecutores?), y explicó por qué hay oposición a la reforma educativa: porque rompió con gran cantidad de privilegios que tenían algunos sectores en el ámbito magisterial (que el PRI-gobierno le concedió por décadas, olvidó decir, y pues a joderse porque tal asunción de responsabilidad carece totalmente de significado: no se traduce en nada). Respecto de la todavía polémica presencia de Donald Trump a finales de agosto en México, a invitación de su gobierno, respondió: ‘‘Creo que la forma de hacerlo y haberlo instrumentado hubiese sido distinta, de una manera distinta a como la hice, y como tal asumo la responsabilidad de haber abordado el tema” (de haber abordado el tema -???-). En otras palabras, de cualquier forma lo habría invitado, aunque no nos dijo cuál habría sido esa otra forma de hacerlo, si con genuflexión o sin ella, a quien no ha parado de insultar a los mexicanos.
Pero la frase fuerte del mandatario fue expresar con vigor que él no se despierta pensando en joder a México. No hace tanto esas palabrotas no se escribían ni decían en los medios, pero cuando el Presidente las dice públicamente, pues en adelante las oiremos y leeremos a cada paso.
Le creo al Presidente que está plenamente seguro de que no despierta todos los días pensando en joder a México. También que está seguro de cada día se despierta con el propósito de hacer bien las cosas. Esa es, sin duda, su verdad. La de millones de mexicanos es polarmente contraria a la del mandatario y precisamente porque EPN lo sabe bien es que la combate irritado y la contradice. ¿Cómo es posible que crean que yo quiero joder a México?, se preguntará. Debe serle desesperante. Sin embargo, desde que comenzó su mandato ha jodido el país con casi todas sus reformas estructurales, su permanente restructuración de las instituciones del Estado y su política económica.
Ha desnacionalizado todo lo que ha podido, ha privatizado recursos inmensos que no son del gobierno, sino de todos los mexicanos, y nunca les ha preguntado si están de acuerdo. Ha enriquecido mayormente a los más ricos y ha ampliado la franja de los jodidos. Ha sido incapaz (su gobierno) de parar el crimen organizado ( narcos, asaltantes de trenes y camiones, secuestradores, succionadores de ductos petroleros y mucho más). No ha podido evitar que el crimen penetre las instituciones del gobierno y ha puesto como ejemplo de gobernadores de primera a Javier Duarte. Ha tenido una política exterior desastrosa, conformado un gabinete en el que priman la incompetencia y la corrupción; tanto, que ha debido cambiarlo una y otra vez. Y siga agregando todo lo que usted, amable lector, sabe que ha jodido a México. Él cree que ha hecho todo lo bueno de que es capaz y con ello México ha resultado largamente jodido.
¿Por qué ha sucedido esto? Porque, como dice una y otra vez el mainstream,thereis no alternative. Como la mayoría de los gobernantes, Presidente, es usted presa del neoliberalismo. A usted le es imposible rendirse a la evidencia, a los hechos que cada día todos, incluido usted, podemos ver. Usted no puede cambiar su cabeza. Lo único que pasa por las mentes a los neoliberales es que las cosas fallan porque las dosis de neoliberalismo que nos han aplicado y aplastado han sido insuficientes. Fueron creadas e implantadas para concentrar la riqueza y el ingreso en el uno por ciento, y ampliado el mundo de los jodidos, y para joder el planeta. ¿Verdad que es imposible que usted vea un miligramo de verdad en estas palabras?

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