Economía inercial
Discurso desidioso
Deuda sobre deuda
Carlos Fernández-Vega
R
epetitivo hasta el fastidio, el discurso de la Secretaría de Hacienda (el de Meade y su séquito, que es el mismo de Videgaray, con un agregado femenino) una vez más se confronta con la realidad, y ésta, como siempre, resulta no sólo cruel, sino ganadora, con todo y que Trump apenas aceita la escopeta.
Hasta la coronilla están los mexicanos de escuchar a los apanicados genios de Hacienda repetir aquello de los
fundamentos macroeconómicos sólidos, la deuda relativamente baja, las robustas reservas internacionales complementadas por la línea de crédito del FMI, el paquete económico responsabley tantas otras muletillas que no convencen a nadie, comenzando por la realidad. Todo perfecto, cacarea la versión oficial, mientras los habitantes de esta República de discursos ya no sienten lo duro sino lo tupido.
El horno no está para bollos, pero a los
panaderosgubernamentales no les importa, mientras la inercia es lo que caracteriza a la economía nacional, como bien lo apunta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), quien advierte que
el marco mundial es de tiempos líquidos y México no puede volver a esperar los estímulos externos para tomar el rumbo de su propio destino. De su más reciente análisis se toman los siguientes pasajes. Va, pues.
El crecimiento económico de México mantiene los resultados de la inercia de los últimos años. El producto interno bruto (PIB) del tercer trimestre de 2016 reportó un incremento de 2 por ciento, conlo que el acumulado en lo que va del año fue de 2.3 por ciento. Este resultado es inferior al registro alcanzado durante el mismo periodo del año anterior, cuando fue de 2.4 en la tasa anual y de 2.6 en el acumulado. Con ello se restringe la posibilidad de alcanzar la expectativa máxima de crecimiento para el cierre del año de 2.6 por ciento, fijada por la Secretaría de Hacienda.
El escenario de crecimiento económico del país se da en un contexto donde el sector externo ha debilitado su desempeño, reduciendo significativamente las exportaciones: una caída de 4.4 por ciento durante octubre del presente año frente al mismo mes del año anterior y una dismi nución acumulada anual de 3.8 por ciento entre enero y octubre de 2016; cuando lo delicado es que esta disminución corresponde al sector de exportaciones no petroleras que muestra una variación negativa acumulada de 2.4 por ciento en el mismo periodo, donde las manufacturas presentaron una caída de 2.9, la industria automotriz de 3.1 y el resto no automotriz de 2.7. Con lo cual el sector externo no ha sido una alternativa de mayor crecimiento para el país.
En el contexto interno, si bien el Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior muestra resultados favorables, con una variación anual acumulada de 3.5 por ciento entre enero y agosto del presente año, se ha dado un escaso avance en términos de inversión con un acumulado en el mismo periodo de 0.1 por ciento anual, donde el sector de la construcción mostró un retroceso de menos 0.1 por ciento, mientras que maquinaria y equipo sólo se incrementó 0.4.
A partir de lo anterior, aunado al escenario de volatilidad e incertidumbre internacional que ha implicado una devaluación de la moneda mexicana, así como la decisión de incrementar la tasa de interés de referencia por el Banco de México, se tiene una menor perspectiva de crecimiento para el siguiente año derivado del menor gasto gubernamental presupuestado para el siguiente año, así como la amenaza que representa la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
En este sentido, el contexto económico se complica y limita las posibilidades de que en 2017 se logre romper la inercia de crecimiento de más de tres décadas de estancamiento económico, con tasas de crecimiento que no superan el promedio de 2.5 por ciento.
México necesita definir un proyecto nacional propio de desarrollo. El resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha dado un ultimátum a los acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al Tratado de Asociación Transpacífico (ATP) y el Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones. Esto obliga a México a tomar decisiones rápidas y aprovechar oportunidades para desarrollar políticas a favor de su mercado interno para generar procesos de valor que pueda aportar en esta coyuntura económica.
El país requiere de un marco de políticas industriales orientadas a elevar los índices de competitividad industrial, contar con una manufactura sólida, innovadora y productiva; sustituir de manera competitiva las importaciones, así como fortalecer sectores y regiones en torno a una estrategia integral de desarrollo. El marco mundial es de tiempos líquidos y México no puede volver a esperar los estímulos externos para tomar el rumbo de su propio destino.
Además, el entorno global complica que se alcancen las expectativas de crecimiento. Durante septiembre de 2016 la variación anual del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) fue de 1.6 por ciento, mientras que la acumulada alcanzó 2.2. Con estos resultados, sólo el ciclo económico total y el terciario mostraron un desempeño positivo, ya que el correspondiente al primario detuvo su ritmo de avance, aun cuando el crecimiento fue positivo, mientras que el ciclo de las actividades secundarias permanece a la baja.
El segundo sector de mayor crecimiento corresponde a la parte terciaria con 3.2 por ciento, un crecimiento por debajo de 4.2 durante septiembre de 2015, lo que muestra un avance inercial y con menor dinamismo del sector. En tanto que las actividades secundarias mostraron un retroceso de 1.3 por ciento anual en septiembre, la tercera cifra negativa en el año y con lo cual pierde el avance generado durante el mismo mes de 2015. Con ello se evidencia que la debilidad de la economía se profundiza sobre todo el sector productivo de la industria. La industria nacional continúa evidenciando su debilidad estructural.
Las rebanadas del pastel
Del mágico discurso oficial a la triste cuan tétrica realidad: Peña Nieto y Videgaray prometieron no endeudar más al país durante 2016, pero la propia información de la Secretaría de Hacienda revela que de enero a octubre del presente año
el gobierno federal registró un endeudamiento diario de mil 443 millones de pesos, con lo que la contratación acumulada de deuda interna y externa del gobierno federal en el periodo ascendió a 433 mil millones de pesos… Y el dólar se mantiene en 21 pesos.
Twitter: @cafevega
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