sábado, 30 de septiembre de 2017

Huracanes y sismos, acciones de la naturaleza; desastres, actos humanos

Miguel Tinker Salas y Víctor Silverman*
L
as imagénes procedentes de Puerto Rico son conmovedoras. La llamada isla del encanto hoy carece de agua potable, mucha gente no tiene acceso a comida y medicina, no ha habido servicio eléctrico o telefónico, sin electricidad los hospitales no pueden operar y no hay forma de transportar los productos almacenados en el puerto a otras partes de la isla, ya que las carreteras están severamente dañadas.
Ante esta situación, Puerto Rico enfrenta una crisis humana agravada en parte por su relación colonial con Estados Unidos y las acciones de su clase política.
Antes del huracán María, Puerto Rico ya enfrentaba una severa crisis. La isla tiene una deuda impagable de 74 billones de dólares, producto del mal manejo del presupuesto, la corrupción, el neoliberalismo y de las relaciones coloniales que mantiene con Estados Unidos, que no le permite ejercer control sobre su economía.
De la misma forma que el huracán María arrancó los techos de las casas y destapó las raíces de los árboles, también puso al descubierto los cimientos estructurales que hoy día enfrenta la economía de Puerto Rico. El origen de la actual crisis se encuentran en la forma en que se insertó Puerto Rico a la economía estadunidense. Aquí los paralelos con México son reveladores.
Durante la mayor parte de su historia la industria azucarera y sus derivados era la más importante en la isla. Al final de los años 40 del siglo pasado, comenzó la llamada operación Manos a la Obra (Bootstrap), en la que se promovió la industrialización de Puerto Rico. Este plan se basaba en dar concesiones a empresas estadunidenses para reubicarse en la isla donde encontrarían una mano de obra barata. En su esencia, este plan serviría como ejemplo para el proyecto de maquiladoras que México adoptaría bajo su Programa de Industrialización de la Frontera Norte (1965).
Al igual que en México, en Puerto Rico la agricultura decayó, se abandonó el campo y se incrementó significativamente la inmigración a Estados Unidos.
A partir de la década de los 60 y 70, casi todas de las grandes empresas farmacéuticas de los Estados Unidos operaban en Puerto Rico para beneficiarse de incentivos fiscales ofrecidos por Wa-shington y la mano de obra barata. En su auge, casi la mitad de todas las medicinas utilizadas en Estados Unidos eran producidas en Puerto Rico.
La operación Manos a la Obra también preveía el turismo y la construcción de nuevos hoteles. Después de la Revolución Cubana, el turismo aumentó dramáticamente, y Puerto Rico se convirtió en la isla más visitada en el Caribe. A raíz de estos cambios, su economía parecía crecer en comparación con otras islas de la región, pero también eran evidentes los problemas estructurales que enfrentaría en futuras décadas.
Las ganancias obtenidas por las empresas que operaban en Puerto Rico eran repatriadas a Estados Unidos. Otro factor que afectó a la economía de la isla es la llamada Ley Jones (sobre cabotaje), que controla la procedencia de buques de carga cuyo destino era la isla. Se calcula que esta norma incrementa el costo de los precios y le cuesta a la isla millones de dólares al año. Cesarla sería importante, pero no resuelve los problemas fundamentales que afrenta ese territorio.
Puerto Rico no pudo escapar de las secuelas del neoliberalismo que tomaba forma en las décadas de los 80 y 90. Al igual que en México, la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio introdujo nuevos cambios y alteró las relaciones comerciales, introduciendo nueva competencia. El gobierno de Bill Clinton impulsando el neoliberalismo, revocó los incentivos fiscales que ofrecía a compañías estadunidenses, las cuales comenzaron a abandonar la isla, produciendo una recesión económica. Para remediar la reducción en su presupuesto, los gobiernos puertorriqueños comenzaron a endeudarse al emitir bonos de origen sospechoso dados por grandes empresas financieras. El interés por estos llegó a tal grado que las autoridades de Puerto Rico no pudieron pagar la deuda. Se agregó el mal manejo del presupuesto, proyectos como el gasoducto en el cual se desperdiciaron millones de dólares y múltiples casos de corrupción, y ante todo esto nos encontramos con la crisis que hoy en día enfrenta.
Al igual que ha sucedido en México, la clase gobernante ha tratado de imponer medidas de austeridad, reducir las pensiones de los empleados del estado, recortar los presupuestos de las universidades y la salud, mientras se incrementan los precios de los servicios públicos, como el agua y la luz. La administración de Barack Obama le impuso a Puerto Rico una Junta de Supervisión con capacidad de manejar la deuda y potestad sobre los poderes soberanos de la isla.
El huracán María produjo una destrucción masiva, de eso no hay duda. Pero fueron las decisiones tomadas por la clase política y económica de la isla y de Estados Unidos que agravaron la situación y aseguran que las secuelas del meteoro se sentirán por varias décadas. Huracanes y terremotos son actos de la naturaleza, desastres son actos humanos.
*Departamento de Historia, Pomona College

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