martes, 25 de enero de 2011

México SA


Crece el empleo eventual

Javier Lozano y el “regateo”

La robusta informalidad

Carlos Fernández-Vega

En días pasados un carismático integrante del gabinetazo se rasgó las vestiduras frente al inquilino de Los Pinos, porque, dijo, no debemos los mexicanos regatearnos ni escatimar ni desestimar las buenas noticias que en materia de economía y empleo tenemos hoy en México, sobre todo, a la luz de un año tan difícil como el que tuvimos en 2009 por tantos problemas que pasamos, y que gracias a la participación de todos pudimos juntos superar”.

Como son muchos los carismáticos que integran el gabinetazo calderonista, hay que precisar que el aludido no es otro que Javier Lozano Alarcón quien, dicho sea de paso, gran favor le haría al país si se dedicara de lleno a lo que aparentemente domina (obvio es que no se trata del sector laboral, sino de la música clásica). En vía de mientras, todo indica que el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados hizo caso omiso de la exigencia del susodicho, porque no sólo regateó aquello de las “buenas noticias” en materia de empleo, sino que, tras contextualizar los resultados, elaboró una sólida numeralia del caso (El mercado laboral al cierre de 2010: el empleo eventual al alza), de la que se toman los siguientes elementos.

El año cerró con un aumento en el empleo asegurado (730 mil 348 trabajadores), pero cuando se comparan las cifras con las de octubre de 2008 (reconocimiento oficial de la crisis), tal aumento se reduce a 135 mil 794 cotizantes adicionales. Es relevante anotar que aunque el número de trabajadores permanentes superó al dato de diciembre de 2009 por 512 mil 33 personas (4.16 por ciento), el avance prácticamente se desvanece al compararlo con la cifra observada al comienzo de la crisis (octubre de 2008), pues desde entonces sólo se han añadido mil 127 cotizantes permanentes (0.01 por ciento).

En contraste, el número de cotizantes eventuales llegó a un millón 785 mil 801, es decir, que durante el año se agregaron 218 mil 315 empleados en esa modalidad (13.93 por ciento), cifra que se ajusta a 134 mil 667 trabajadores (8.16 por ciento) si se compara con respecto a octubre de 2008. Lo anterior implica que, desde el inicio de la crisis, de octubre de 2008 y hasta diciembre de 2010, sólo se creó un empleo permanente por cada 120 eventuales. Este desproporcionado incremento puede ser resultado de las reformas a la Ley del Seguro Social en materia de outsourcing, que entraron en vigor el 10 de julio de 2009. Tal modificación obliga al empresario a notificar al IMSS cuando subcontrate trabajadores.

El análisis de las variaciones en el número de trabajadores eventuales urbanos cotizantes al IMSS revela que sólo en el sector comercio y los servicios se presentaron incrementos inusuales en el número de asegurados (durante marzo y mayo de 2010, respectivamente), los cuales, aunque se pueden atribuir al citado cambio legal, se diluyeron rápidamente durante el transcurso del año. Además, el comportamiento de empleo en el resto de los sectores económicos no parece corresponder con este mismo patrón. En cambio, el sector de la construcción, que hasta antes de la crisis aportaba la mayor proporción de trabajadores eventuales (en promedio el 43 por ciento del total) perdió plazas eventuales de manera acelerada desde enero de 2008 y hasta marzo de 2010, y aunque muestra una incipiente recuperación aún persiste una brecha de 39 mil 97 empleos con respecto a los valores anteriores a la crisis. Por su parte, el sector de industrias de la transformación observa un importante cambio estructural a partir de octubre de 2009, que aumentó la plantilla eventual del sector en 38 por ciento. Esto puede reflejar una modificación en las estrategias de producción de los empresarios, que con el fin de ganar flexibilidad en sus decisiones, privilegian el empleo eventual, lo cual redunda en inseguridad para los trabajadores.

La cifra de empleos creados durante 2010 es sensiblemente menor a los creados durante 1996, situaciones comparables pues ambas sucedieron a dos años del comienzo de graves crisis económicas. Mientras en 1996 se registró un incremento de 825 mil 223 trabajadores permanentes y eventuales urbanos, en 2010 el crecimiento fue de sólo 730 mil 348. Esta brecha se sostiene si se comparan las cifras de trabajadores permanentes, pues durante 1996 se crearon 661 mil 24 de ese tipo de plazas, mientras en 2010 aumentaron sólo 512 mil 33.

El número de empleos creados en el sector formal (cuyo mejor indicador aproximado es la variación de cotizantes al IMSS) ha presentado durante la presente década un fuerte rezago: desde 2000 se han añadido 8.4 millones de personas a la población económicamente activa (PEA), pero sólo se han creado 2.8 millones de empleos con prestaciones de seguridad social, es decir, existe un rezago acumulado de 5.6 millones de empleos formales desde 2000.

Así, la única válvula de escape para la subsistencia de la población continúa siendo el empleo en sector informal. El Inegi reportó que hasta el tercer trimestre de 2010, 12 millones 444 mil personas trabajaron en la informalidad, lo que equivale a 28 por ciento de la PEA y significa que por cada 100 empleos formales existían 84 informales. La ocupación en este sector alcanzó su máximo histórico durante el segundo trimestre del año pasado (12.85 millones). El crecimiento del empleo informal, como el aumento atípicamente bajo de la PEA que se observó en 2010, han dado una relativa estabilidad a la tasa (oficial) nacional de desocupación, y pese a ello ésta se mantiene 1.5 puntos porcentuales por arriba respecto a los niveles anteriores a la crisis.

En materia salarial, en 2010 se profundizó el cambio regresivo en la distribución: por un lado, el número de trabajadores con ingresos superiores a cinco salarios mínimos disminuyó 22.8 por ciento entre el tercer trimestre de 2008 e igual periodo de 2010; por el otro, los que ganan tres salarios mínimos como máximo se incrementaron 4.65 por ciento en el mismo lapso, con lo que se mantiene al alza el grupo de trabajadores con salarios bajos. Además, el “aumento” al mini ingreso aprobado para 2011, lejos de presentar una mejoría para los trabajadores representó una pérdida en términos reales de 5.11 pesos mensuales. De 2000 a la fecha, el salario mínimo ha crecido 57.8 por ciento, la inflación general 69 por ciento y los precios de la canasta básica 76.08 por ciento.

El regateo, pues.

Las rebanadas del pastel

Un sentido adiós a don Samuel Ruiz, incansable luchador social.

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