martes, 21 de agosto de 2012

¿Quién las violó?



José Blanco

“Como a veces en las olimpiadas –escribió Armando Bartra–, en estos comicios hubo dopaje y jueces parciales. Con el agravante de que el foto finish no ayuda, pues el tramposo compró mucha ventaja. Así las cosas, esta vez no queremos recuento de votos, sino anular la elección. Para eso se está trabajando: para que el de los esteroides no suba al podio, sino que se repita la competencia.”



Justo lo que hoy es irrelevante, el recuento de votos, es lo único que ha ocurrido. Cada día las instituciones responsables de la elección nos repiten con una perseverancia infinita que tuvimos, por perfecto, el más increíble proceso electoral. De lo que no han dicho ni una palabra es del tema principal demandado por las izquierdas: la nulidad de la elección.



El complejo político empresarial, por ahora compacto, que quiere al PRI en Los Pinos repite sin descanso que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y las izquierdas no saben perder, que no respetan las reglas del juego que los propios partidos del flanco izquierdo contribuyeron a crear, que AMLO no sabe honrar su palabra, ya que dio la espalda al “pacto de civilidad” que firmaron los cuatro candidatos.



El olvidado pacto decía en uno de sus pasajes: “Expresamos nuestro más enérgico rechazo al uso de recursos públicos y programas sociales para coaccionar el voto o cualquier otra práctica que intente vulnerar el derecho de los mexicanos a votar de manera libre y en paz. De la misma forma, manifestamos nuestro repudio a todo acto de violencia que inhiba la participación ciudadana en las elecciones”.



Lo que ese texto dice que no se vale describe con fidelidad exactamente lo que el partido “ganador” se dedicó a hacer.



Las leyes y este pacto fueron violados, de manera presuntamente masiva, no por la coalición de las izquierdas, sino precisamente por el partido que se dice “ganador”. ¿Alguien tiene dudas?



Impugnar el proceso electoral, demandar que el juzgador evalúe si este proceso fue constitucionalmente válido, señores exasperados porque las izquierdas no se someten, es también parte de las reglas del juego. AMLO continúa en ese marco. En cambio, habiendo firmado el pacto, sus adversarios priístas no honraron su palabra y tiempo ha que venían violando la legalidad.



Por ahora, empezamos a ver signos inquietantes: el Consejo General del IFE rechazó que Enrique Peña Nieto (EPN) hubiera utilizado recursos públicos para posicionar su imagen mediante propaganda disfrazada de cobertura noticiosa de 2005 a julio de este año. Al resolver la queja presentada el pasado 9 de junio por el PRD ante el IFE, esta dañada institución concluyó que el ex gobernador del estado de México no había violado el artículo 41 constitucional.



Está claro para millones de mexicanos que esta resolución no tiene verdad ni autenticidad ninguna. La propaganda disfrazada de cobertura noticiosa les consta a esos millones de electores, y es la misma que ahora mismo lleva a cabo Eruviel Ávila, actual gobernador del misma entidad que el candidato presidencial del PRI.



Los responsables de coordinar la conformación sexenal de los poderes públicos le han agregado otra buena dosis de ingobernabilidad al futuro.



Y si el IFE quería alimentar más sospechas sobre sus actuaciones, pues he aquí que el 4 de agosto pasado su Comisión de Quejas había rechazado retirar del aire el espot donde las izquierdas señalan la presunta compra de votos y otras irregularidades; empero, el pasado 16 el órgano electoral decidió rechazar su propia resolución y, en cambio, sancionó a los partidos que acompañaron a AMLO con un millón 482 mil 420 pesos, ¡por el mismo espot! El órgano electoral ha ganado toneladas de credibilidad entre la ciudadanía con esa decisión.



Véase que, al exonerar a EPN de haber hecho lo que todo mundo vio, el órgano electoral reconoce que el artículo 41 constitucional es una regla del juego electoral, más aún, es el fundamento mismo de las reglas.



El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o la mismísima Suprema Corte, por tanto, tendrán que formular un fallo de tal manera consistente que convenza a todo mundo de que el conjunto de las violaciones a las reglas del juego electoral por el PRI no pusieron mancha alguna a la elección, tal que estas resultaron “elecciones libres y auténticas”, como reza el artículo 41 constitucional.



Si esta evaluación constitucional de conjunto no se emprende, porque los juzgadores pasan volando por encima del 41 consitucional, quedará a ojos vistas quiénes violaron las reglas del juego con una sentencia inconstitucional: el partido “ganador” y las instituciones electorales. O bien, si hacen esa evaluación y convalidan la “victoria” del PRI, es claro que millones estaremos inconformes, pero tendremos que acatarla porque es también una regla del proceso electoral.



Es claro, por otra parte, que las izquierdas tienen mucho trabajo futuro: rehacerse como izquierdas, asumir que trabajan para el país, no para su santo, y conseguir reglas electorales serias.





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