lunes, 18 de enero de 2016

Indolencia cómplice

John M. Ackerman
E
l vergonzoso espectáculo mediático alrededor de la recaptura de Joaquín El Chapo Guzmán confirma la poca seriedad del gobierno federal encabezado por Enrique Peña Nieto. La legitimidad no se construye liberando y recapturando a capos del narcotráfico, sino resolviendo los problemas de la gente y haciendo realidad las esperanzas del pueblo mexicano.
Es muy difícil creer que el video divulgado en Televisa por Carlos Loret de Mola del operativo Cisne Negro haya sido grabado en el momento del asalto a la casa de seguridad de Guzmán en Los Mochis. La forzada actuación de los militares y los cortes editados sugieren que la escena fue montada con posterioridad, siguiendo el ejemplo de la detención teatral de Florence Cassez, difundida por el mismo locutor televisivo hace unos años.
Pero independientemente de cómo se haya desarrollado en realidad, el operativo fue un total fracaso. Utilizando su típica estrategia subterránea, El Chapo logró escaparse fácilmente de sus perseguidores utilizando un hoyo ubicado entre dos espejos en un clóset, para después perderse en el sistema de drenaje pluvial de la ciudad sinaloense. De acuerdo con los reportajes, los marines mexicanos se tardaron hasta una hora y media en encontrar la palanca secreta que permitiría abrir el túnel de escape.
Tanto la procuradora general, Arely Gómez, como el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, han señalado que el gobierno tenía perfecto conocimiento del sistema de túneles subterráneos de El Chapo en Los Mochis. Sin embargo, por alguna extraña razón se les olvidó tapar esta evidente vía de escape durante el operativo. Todo parece indicar que el gobierno no quiso realmente capturar al narcotraficante, sino solamente hacer un espectáculo para fingir que estaba haciendo grandes esfuerzos frente a la presión internacional.
Lo mismo ya había ocurrido el pasado 16 de octubre en un rancho en el municipio de Cosalá, Sinaloa. Después de tener al narcotraficante totalmente cercado, las fuerzas federales misteriosamente lo dejaron escapar, supuestamente para no poner en riesgo las vidas de las mujeres y el niño que lo acompañaban. Tal motivo sería legítimo para no disparar en contra del delincuente, pero no cuadra como razón para simplemente abandonar su persecución.
En la entrevista publicada ayer (17/01/2016) en La Jornada, Osorio Chong afirma que nunca se le perdió la pista al narcotraficante desde que se escapó de El Altiplano, el pasado 11 de julio de 2015. La filtración tanto de los diálogos entre Kate del Castillo y El Chapo, como de las fotografías de la llegada de Sean Penn a México para su entrevista con el delincuente, sugieren la veracidad de tal afirmación. Gómez también ha señalado que la autoridad prácticamente estuvo presente durante la entrevista con la estrella de Hollywood en el Triángulo Dorado.
La eventual captura del capo el 8 de enero supuestamente ocurrió por accidente. Unas horas después del enésimo escape de El Chapo en Los Mochis, aparentemente tanto Enrique Peña Nieto como el narcotraficante vieron conveniente acabar con seis meses de simulaciones, para finalmente reingresar a Guzmán a El Altiplano.
La historia oficial es que la captura se dio cuando la Policía Federal detuvo un Ford Focus rojo con reporte de robo en las afueras de Los Mochis. Pero en lugar de someter, esposar y llevar a Guzmán directamente al Ministerio Público o a la cárcel, como indica la ley, las fuerzas federales lo acompañaron con las manos libres a un motel de paso en espera de futuras instrucciones.
Tanto Peña Nieto como Barack Obama inmediatamente celebraron esta extraña detención como ejemplo de la supuesta fortaleza de las instituciones mexicanas. El pueblo mexicano desconoce los términos reales de la negociación que haya ocurrido entre El Chapo, Peña Nieto y el gobierno de Estados Unidos. Pero a casi nadie nos convence este capítulo más reciente de las Chapoaventuras.
Amnistía Internacional tiene razón. En su informe presentado el pasado 13 de enero, Un trato de indolencia: la respuesta del Estado frente a la desaparición de personas en México, este organismo internacional condena la incompetencia, inercia e indolencia del gobierno federal. Señala que Peña Nieto se ha preocupado más por dar respuestas políticas coyunturales y mediáticas que por resolver de fondo el grave problema de las 27mil 600 desapariciones en el país, la mitad ocurrida durante el sexenio actual.
Pero el caso de la detención en España por lavado de dinero del ex presidente del PRI responsable por la candidatura de Peña Nieto a la Presidencia de la República, Humberto Moreira, indica que muy probablemente el problema sea aún más profundo. Cada día queda más claro que la indolencia del gobierno federal con respecto del narcotráfico, la violencia, la corrupción y las desapariciones forzadas no se debe a su incapacidad, sino a su complicidad activa con los intereses más oscuros y podridos del país.
Twitter: @JohnMAckerman

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