lunes, 6 de junio de 2016

¿México al abismo? / Víctor Flores Olea


lun, 06 jun 2016 08:21
Se multiplican las sombras para el México de mañana. En muy distintos círculos, desde luego entre grupos amplios de estudiantes e investigadores universitarios, pero también entre analistas y periodistas, comentaristas del país y del extranjero, y hasta en analistas de varios partidos, circula abundantemente la idea de que los actuales problemas del país, con sus abundantes complejidades, nos llevan en línea directa a un régimen de tipo militar. Sí, han leído bien: existe la sensación, la reflexión analizada de que la situación mexicana conduce necesariamente a un régimen de tipo político-militar.
¿Cuáles serían las principales razones? Sería necio pretender cubrirlas todas, aunque en realidad ciertos síntomas actuales llevarían a esa conclusión.
Primero: el hecho de que vivimos ya bajo un régimen tremendamente vertical y, algunos dicen, hasta totalitario, que es presagio o adelanto del futuro;
Segundo: el papel privilegiado que viven ya las primeras líneas de las fuerzas armadas del país: ejército mexicano, marina y guardias presidenciales, objeto de todos los honores y consentimientos que les proporciona, aparentemente sin límite, el poder ejecutivo nacional:
Tercero: la gran pobreza que se vive en el país, con sus desigualdades abismales y con la rebeldía que paso a paso se gesta en su interior, tal vez debido sobre todo a las exigencias sin salida que le impone un régimen vertical que ha olvidado las flexibilidades y consultas indispensables en toda democracia;
Cuarto: a los niveles de corrupción y de mentiras que se vive en las principales instituciones políticas del país, sin que haya verdaderamente una reacción seria de parte oficial acerca de todas estas demandas profundas y acumuladas en México:
Quinta: al hecho de que en el país existe un puñado de ricos que se proponen mandar sin freno, y que se sienten verdaderamente con la vocación de asumir el poder supremo y dirigir destinos sin medida ni corrección. Esta vocación de futuro los lleva por supuesto a más riqueza para los ya ricos y a profundizar las abismales diferencias entre los más ricos y los más pobres.
Sexta: esta pasión por el poder origina como resultado más afán de poder y de mando. Prolongarlo indefinidamente es una consecuencia natural de sus afanes prioritarios sin medida.
Séptima: por supuesto que en el fondo nos encontramos con una de tantas expresiones posibles de la lucha de clases: quienes mandan económicamente, las oligarquías, se imponen a los subordinados y explotados económicamente, lo cual se perfecciona y profundiza al máximo en régimen militar.
Podríamos mencionar otras razones de un cambio profundo en México como el aquí mencionado y temido en nuestro país, aunque es suficiente lo dicho, con una salvedad: esa modificación hacia lo militar podría darse de manera sui generis, ä la ¨mexicana¨, que tal vez tendría momentos peculiares que no necesariamente pasarían por un ¨golpe militar¨ clásico, como los conocemos abundantemente en América Latina, con su secuela de cuartelazos, juntas y líneas de mando que se modifican instantáneamente y modifican a los países. En México, tal vez nos levantemos un día con la noticia difundida por los medios de que ahora mandan los militares y que el país ha cambiado radicalmente,
En México es probable que el sistema viva momentos de cambio muy acelerados pero no necesariamente tan evidentes para la ciudadanía. En otras palabras, es posible que el traslado de las líneas de mando sea extraordinariamente reservado y que, hasta donde es posible, cambie el país en la sombra¨, sin mayores aspavientos y como si nada hubiera ocurrido, cuando en la realidad todo cambio en un régimen de mando militar. Tanto el gobierno como los partidos políticos están acostumbrados a estos disimulos y en realidad tal engaño extremo no sería una novedad para ellos. Ni para la ciudadanía, a la que, hasta cierto punto y hasta cierto momento, puede engañársele con relativa facilidad, Hasta que descubre y eventualmente explota, por lo que no está excluido del escenario un enfrentamiento armado entre sectores de la población, y esto probablemente más temprano que tarde.
Obviamente detrás de una alteración de tal magnitud se esconde una lucha de clases de extremos insospechados, pero que multitud afirma que ya ha comenzado. El remate específicamente militar de estos años de evolución a contrapelo se estaría ya gestando en las condiciones políticas, militares y sociales que privan en la actualidad. Como se ha dicho en el Brasil de hoy, una ¨guerra civil¨ se perfila en el horizonte.
En realidad, el elemento explicativo profundo de este fenómeno al que entrará el país, que ahora sólo podemos pergeñar en sus elementos más generales, es ya ahora la real causa de muchos aspectos de la situación actual y la razón efectiva de que podamos llegar a un régimen de carácter militar abierto. Es tal la situación de dominio y explotación de unos grupos por otros que callada pero indefectiblemente se prepara un cambio profundo de régimen, de uno de carácter civil en apariencia con un número de atributos que lo distinguen de la democracia, pero que justamente se van desmoronando para hacer posible el cambio militar al que nos hemos referido. ¿Exagerado? De ninguna manera, porque al mismo tiempo que construimos el presente abrimos las compuertas de las opciones de destino que nos esperan. 
¿Por qué razón tantos mexicanos coinciden en que se gesta esa tragedia? Los elementos antidemocráticos que prevalecen, la tendencia a los mandos únicos y al sistema de poder vertical y, al final de cuentas, inflexible para entrar a un diálogo efectivo con las oposiciones, con un tono realmente inflexible e inabordable (el conflicto magisterial es un tremendo ejemplo de lo dicho: ¿qué en tema tan difícil sólo una de las partes opina y tiene la razón, y las demás sólo deben permanecer en silencio?). ¿Y la cuestión del silencio sobre los 43 de Iguala, hemos de repetirlo, tiene al menos parte de su explicación en el silencio del ejército? ¿Y todas las deferencias que se juzgan excesivas del ejecutivo hacia los mandos de las fuerzas armadas tienen su explicación en el mismo razonamiento? Sólo el tiempo nos lo dirá con claridad.
Entonces este país sabrá con mayor certeza que el actual hacia dónde se dirige y cuál será su destino. Que ojalá no sea tan dramático como lo anuncian los antecedentes.

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