Un bebé de 2 meses está internado; desalojan a 181 de una guardería
Gustavo Castillo García
Periódico La Jornada Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 12
Periódico La Jornada Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 12
La orden para los 2 mil 100 elementos de la Policía Federal que custodiaron ayer las más de 200 instalaciones de la extinta Luz y Fuerza del Centro (LFC) en cinco entidades fue “repeler cualquier intento de intromisión a los inmuebles, mediante acciones de disuasión con gases lacrimógenos”, revelaron funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal.
Esa orden habría sido la justificación policiaca para lanzar gases lacrimógenos contra decenas de miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que pacíficamente pretendían colgar dos banderas rojinegras en la paredes exteriores del almacén de cables subterráneos en la colonia Obrera, en la ciudad de México. Eso provocó el desalojo de casi 500 menores que estaban en una estancia infantil y una escuela primaria. Todos fueron revisados por médicos y cinco requirieron hospitalización. La SSP federal no dijo nada al respecto.
Ante la realización del paro cívico nacional convocado por el gremio de LFC, la SSP federal reforzó los grupos de vigilancia en cada instalación y su personal estuvo dotado de lanzagranadas de gas lacrimógeno y equipo antimotines en los estados de Hidalgo, Puebla, México y Morelos, así como en el Distrito Federal.
Aunque la policía capitalina desplegó 10 mil 100 agentes, sus elementos no tuvieron ninguna fricción ni enfrentamientos con los trabajadores.
Poco después del mediodía, justo enfrente del número 158 de la calle Simón Bolívar, decenas de integrantes del SME se toparon con la valla de policías federales que resguardaba las instalaciones, y para evitar que colocaran dos banderas rojinegras en las instalaciones de LFC, los agentes les lanzaron seis granadas de gas lacrimógeno, el cual entró a casas y escuelas de las inmediaciones. Los electricistas se replegaron hacia una cancha de futbol, pero, al igual que los habitantes de la zona, fueron afectados por la sustancia.
El tóxico provocó que las educadoras de la Guardería Integra desalojaran a 181 menores; en brazos o caminando en fila, llevaron a los niños a un estacionamiento cercano, de donde poco después fueron trasladados a una iglesia para que recibieran atención médica.
Los profesores del turno matutino de la escuela primaria Simón Bolívar enviaron a su casa a 282 alumnos debido a que los salones se llenaron de gas. Cinco menores fueron los más afectados. El más grave es el bebé Alexis Emiliano Hernández Saldaña, de dos meses, quien dormía en el departamento que se localiza justo enfrente de las instalaciones de LFC. Cuando su padre fue a verlo “ya tenía espuma en la boca”.
Lo delicado del caso provocó que el niño tuviera que pasar por cinco nosocomios; sigue internado en el Hospital Pediátrico de Coyocacán por toxicidad en los pulmones. La atención ha corrido a cargo de las autoridades del Distrito Federal, informó Alfonso Hernández, padre del menor.
Con información de Mirna Servín
Esa orden habría sido la justificación policiaca para lanzar gases lacrimógenos contra decenas de miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que pacíficamente pretendían colgar dos banderas rojinegras en la paredes exteriores del almacén de cables subterráneos en la colonia Obrera, en la ciudad de México. Eso provocó el desalojo de casi 500 menores que estaban en una estancia infantil y una escuela primaria. Todos fueron revisados por médicos y cinco requirieron hospitalización. La SSP federal no dijo nada al respecto.
Ante la realización del paro cívico nacional convocado por el gremio de LFC, la SSP federal reforzó los grupos de vigilancia en cada instalación y su personal estuvo dotado de lanzagranadas de gas lacrimógeno y equipo antimotines en los estados de Hidalgo, Puebla, México y Morelos, así como en el Distrito Federal.
Aunque la policía capitalina desplegó 10 mil 100 agentes, sus elementos no tuvieron ninguna fricción ni enfrentamientos con los trabajadores.
Poco después del mediodía, justo enfrente del número 158 de la calle Simón Bolívar, decenas de integrantes del SME se toparon con la valla de policías federales que resguardaba las instalaciones, y para evitar que colocaran dos banderas rojinegras en las instalaciones de LFC, los agentes les lanzaron seis granadas de gas lacrimógeno, el cual entró a casas y escuelas de las inmediaciones. Los electricistas se replegaron hacia una cancha de futbol, pero, al igual que los habitantes de la zona, fueron afectados por la sustancia.
El tóxico provocó que las educadoras de la Guardería Integra desalojaran a 181 menores; en brazos o caminando en fila, llevaron a los niños a un estacionamiento cercano, de donde poco después fueron trasladados a una iglesia para que recibieran atención médica.
Los profesores del turno matutino de la escuela primaria Simón Bolívar enviaron a su casa a 282 alumnos debido a que los salones se llenaron de gas. Cinco menores fueron los más afectados. El más grave es el bebé Alexis Emiliano Hernández Saldaña, de dos meses, quien dormía en el departamento que se localiza justo enfrente de las instalaciones de LFC. Cuando su padre fue a verlo “ya tenía espuma en la boca”.
Lo delicado del caso provocó que el niño tuviera que pasar por cinco nosocomios; sigue internado en el Hospital Pediátrico de Coyocacán por toxicidad en los pulmones. La atención ha corrido a cargo de las autoridades del Distrito Federal, informó Alfonso Hernández, padre del menor.
Con información de Mirna Servín
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