El SME en el centro de la huelga nacional
Magdalena Gómez
Hoy da inicio la huelga del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Colocará las banderas alusivas en las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC), con el fin de resguardarlas. Se llega a esta medida después de cinco meses en los cuales el SME ha transitado por las vías jurídicas y las políticas sin que el calderonismo dé señales de voluntad para encontrar una salida al conflicto. La muy vasta movilización social en repudio del decreto de extinción de LFC, así como las iniciativas de mediación, no han significado nada para un gobierno que se inició con el lema haiga sido como haiga sido, para convertirlo en su máxima de actuación en todos los frentes, incluido el que ha abierto en su guerra contra el narcotráfico, lo mismo que contra sectores sindicales históricos colocados en áreas estratégicas como son la minería y la electricidad.
El calderonismo sabía que el SME era un paraguas seguro y confiable para amplios movimientos de la izquierda social que encontraban respaldo y solidaridad en un sindicato que ha sido emblemático a lo largo de su historia. De manera que a las razones “técnicas” aludidas para la arbitraria decisión de quitar el empleo a más de 40 mil trabajadores, se suma el factor adicional de pretender golpear el eje del diálogo y confluencia del movimiento social de oposición.
En estos meses ha sido ampliamente cuestionada la decisión de extinguir LFC sin considerar siquiera que al transferir a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la prestación del servicio se actualiza la figura del “patrón sustituto”.
El SME ha transitado, una a una, las vías jurídicas, recibiendo cual consigna la cerrazón como respuesta. Hoy está activa una amplia red de solidaridad sindical internacional que se suma a la que actúa a escala nacional. El sindicato y sus líderes han sido muy responsables para evitar la confrontación, tanto entre los trabajadores que optaron por la liquidación ofrecida por el gobierno, frente a quienes se han mantenido resistiendo y exigiendo la restitución de su empleo y la garantía de sus derechos adquiridos. Provocaciones no han faltado, pero por fortuna se ha logrado fortalecer la acción pacífica de los electricistas agraviados.
Sabemos que el conflicto del SME no es el único que se vive en el país; sin embargo, es la punta del iceberg para golpear al resto de sectores de oposición, particularmente los que se aglutinan en la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular(ANRP), donde junto con el SME participan el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) de la que forman parte los telefonistas, entre otras fuerzas.
La ANRP ha decidido iniciar este mismo día una huelga política nacional que implicará diversas modalidades de protesta en todo el país. En ese contexto se ubica la decisión del SME que tiene sus propias vías para llegar a tan delicada decisión, sobre todo a partir de que le corresponde la revisión bianual de contrato colectivo en el contexto ya descrito. La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) rechazó la solicitud que al respecto hizo el SME y mandó el caso al archivo, asumiendo como consumada la extinción de LFC, pese a que aún está en litigio. Los electricistas se ampararon el viernes 12 de marzo ante un juzgado federal y, con base en ello, irán a huelga.
Pese a que la razón les asiste, el riesgo de agresión violenta por parte de la fuerza pública está latente. Si bien la dirigencia sindical ha señalado que no ingresarán a las instalaciones de LFC, colocarán las banderas en las puertas para evitar la entrada y salida del personal de CFE, pero permitirán la entrada de alimentos para el personal que se encuentre adentro. Nos encontramos así ante un escenario que exige la atención de la llamada clase política ocupada como está en sus dimes y diretes internos. La solidaridad del movimiento social, estudiantil, sindical se hará presente; no obstante, urge que se evite la agresión policial y se abra ya una mesa seria y confiable de diálogo para acordar salidas al conflicto que tiene a los trabajadores electricistas en la calle desde hace cinco meses.
Quien desde el calderonismo suponga que la movilización social se enfrenta con violencia estará cometiendo un gravísimo error. La huelga del SME y la huelga política nacional han sido anunciadas, y han dado tiempo suficiente para que desde el gobierno federal se pondere la postura que mantendrán ante la misma. Así que no se puede alegar que el conflicto “se les salió de las manos”. Ya de por sí es ominoso que no se conozcan iniciativas políticas oficiales proclives al diálogo. La pelota está en su cancha y es su responsabilidad lo que hoy suceda.
El calderonismo sabía que el SME era un paraguas seguro y confiable para amplios movimientos de la izquierda social que encontraban respaldo y solidaridad en un sindicato que ha sido emblemático a lo largo de su historia. De manera que a las razones “técnicas” aludidas para la arbitraria decisión de quitar el empleo a más de 40 mil trabajadores, se suma el factor adicional de pretender golpear el eje del diálogo y confluencia del movimiento social de oposición.
En estos meses ha sido ampliamente cuestionada la decisión de extinguir LFC sin considerar siquiera que al transferir a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la prestación del servicio se actualiza la figura del “patrón sustituto”.
El SME ha transitado, una a una, las vías jurídicas, recibiendo cual consigna la cerrazón como respuesta. Hoy está activa una amplia red de solidaridad sindical internacional que se suma a la que actúa a escala nacional. El sindicato y sus líderes han sido muy responsables para evitar la confrontación, tanto entre los trabajadores que optaron por la liquidación ofrecida por el gobierno, frente a quienes se han mantenido resistiendo y exigiendo la restitución de su empleo y la garantía de sus derechos adquiridos. Provocaciones no han faltado, pero por fortuna se ha logrado fortalecer la acción pacífica de los electricistas agraviados.
Sabemos que el conflicto del SME no es el único que se vive en el país; sin embargo, es la punta del iceberg para golpear al resto de sectores de oposición, particularmente los que se aglutinan en la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular(ANRP), donde junto con el SME participan el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) de la que forman parte los telefonistas, entre otras fuerzas.
La ANRP ha decidido iniciar este mismo día una huelga política nacional que implicará diversas modalidades de protesta en todo el país. En ese contexto se ubica la decisión del SME que tiene sus propias vías para llegar a tan delicada decisión, sobre todo a partir de que le corresponde la revisión bianual de contrato colectivo en el contexto ya descrito. La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) rechazó la solicitud que al respecto hizo el SME y mandó el caso al archivo, asumiendo como consumada la extinción de LFC, pese a que aún está en litigio. Los electricistas se ampararon el viernes 12 de marzo ante un juzgado federal y, con base en ello, irán a huelga.
Pese a que la razón les asiste, el riesgo de agresión violenta por parte de la fuerza pública está latente. Si bien la dirigencia sindical ha señalado que no ingresarán a las instalaciones de LFC, colocarán las banderas en las puertas para evitar la entrada y salida del personal de CFE, pero permitirán la entrada de alimentos para el personal que se encuentre adentro. Nos encontramos así ante un escenario que exige la atención de la llamada clase política ocupada como está en sus dimes y diretes internos. La solidaridad del movimiento social, estudiantil, sindical se hará presente; no obstante, urge que se evite la agresión policial y se abra ya una mesa seria y confiable de diálogo para acordar salidas al conflicto que tiene a los trabajadores electricistas en la calle desde hace cinco meses.
Quien desde el calderonismo suponga que la movilización social se enfrenta con violencia estará cometiendo un gravísimo error. La huelga del SME y la huelga política nacional han sido anunciadas, y han dado tiempo suficiente para que desde el gobierno federal se pondere la postura que mantendrán ante la misma. Así que no se puede alegar que el conflicto “se les salió de las manos”. Ya de por sí es ominoso que no se conozcan iniciativas políticas oficiales proclives al diálogo. La pelota está en su cancha y es su responsabilidad lo que hoy suceda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario