lunes, 29 de marzo de 2010

Astillero

Voto inútil

Seguir igual o peor

Gobernadores consolidados

Alianzas, para no cambiar

Julio Hernández López

Lo electoral no ofrece para el futuro inmediato más que la seguridad de que seguirá en el poder lo peor de la clase política, mediante los peores métodos y con las peores intenciones. Los gravísimos problemas nacionales no han logrado remover ni mejorar los procesos de selección de candidatos partidistas ni el entramado de sucios intereses que suele acompañarles hasta las urnas y ya en el ejercicio de los cargos buscados. Por el contrario: hoy se asiste a la consolidación de cacicazgos estatales a cargo de gobernadores priístas que, salvo en el caso de Chihuahua, en todos los demás impusieron a quienes quisieron como aspirantes a la sucesión, condicionada ésta a que los delfines” designados les cuiden las espaldas en términos políticos y judiciales.
Las maquinarias priístas de avasallamiento electoral, financiadas con recursos públicos y con aportaciones “privadas” de oscuros y densos donantes-inversionistas, pretenden ser confrontadas mediante un artificio que en lugar de promover moralidad y esperanza las hunde: las famosas alianzas antitéticas que han llevado al panismo y al perredismo a aberraciones como la de ver actuando como débil oposición al partido presuntamente en el poder y al del sol azteca hacer pactos con su presunto adversario histórico irreconciliable. Asociación perversa de quienes se declaran tempranamente perdedores al grado de que sólo juntando sus capitales enemigos podrían aspirar a girar algún cheque de baja monta, siempre con el panismo como único beneficiario posible, con el perredismo chucho como comparsa en busca de migajas privatizadas y con la ínfima propuesta desoladora de cambiar a unos priístas por otros, sin perspectiva real de cambios más que de nombres y bandos.
Hay un panorama político rediseñado a partir de las alianzas perreánicas y los pactos de Bucareli que no pudieron ser mantenidos en secreto: el priísmo se ha desgastado en estos trances, pero no a los niveles de PAN y PRD; Peña Nieto pudo salir adelante del escándalo de los contratos firmados y su adversario Beltrones apenas alcanzó a fijar posición adversa a lo hecho por Paredes y el gobernador del estado de México, pero sin afectar el posicionamiento mediático adelantado de éste. En el PAN las noticias no pueden ser peores: Calderón se pelea con todo mundo y cada vez está más solitario y acotado, con una fuerza de control estadunidense cada vez más explícita y con una silenciosa rebelión de gobernadores priístas en contra (ayer, el de Tamaulipas se quejó de la desatención del gobierno federal a los problemas de fondo de su entidad; antes, la de Yucatán le había plantado en el aeropuerto y le había puesto cara de molestia durante una gira amarga, y más atrás, el de Coahuila había hecho críticas duras a esa misma administración felipista belicosa). El comisionado de Los Pinos para el manejo del PAN, César Nava de Patylú, carece de fuerza y respetabilidad, pero allí sigue, para evitar que prospere alguna rebelión interna contra el jefe real, Calderón, si se abriera alguna fisura mediante la renuncia del golpeado César. El PRD sigue viento en popa en los niveles directivos en cuanto a ganancias por las alianzas con el PAN, aunque socialmente se ha desdibujado y los resultados electorales (que son lo de menos para las cúpulas, pues sus pagos los consiguen por otras vías) podrían ser lamentables.
En ese esquema, López Obrador se ha quedado atrás y en riesgo de ser rebasado por los veloces reacomodos en curso. Mantiene, desde luego, una base social que le es absolutamente fiel, pero ya no hay signos de control de las estructuras partidistas o frentistas, pues sin ningún empacho los Chuchos le juegan las contras (antes se detenían un poco ante el temor de señalamientos o acusaciones del tabasqueño) y el tal Dia (sucesor del frente de tres partidos que tenían como eje a AMLO) es manejado por Manuel Camacho más en función de los intereses de Marcelo Ebrard y de una convivencia “pragmática” con el calderonismo. Otra franja de seguidores de López Obrador han quedado insatisfechos con la manera tibia y fuera de tiempo con que ha reaccionado ante los planteamientos de las alianzas perreánicas, aferrado a una pálida descalificación meramente discursiva.
El gran caldero sigue hirviendo, los gringos cada vez asoman más la mano sobre el tablero del perdido control nacional y la economía no repunta en la proporción que los discursos oficiales, pero la política y los políticos siguen igual, obsesionados con el tejido de las redes de poder que garanticen que todo siga igual, o peor.

Astillas

Varias columnas atrás (el 26 de enero, con el título “Zacatecas, ¿al PAN?”) se habló aquí de los indicios de arreglos para que en Zacatecas “triunfe” un panista a cambio de allanar el camino a alguna de las dos García (Amalia o su hija plenipotenciaria, Claudia Corichi) en aventuras políticas futuras, por ejemplo, una candidatura en el Distrito Federal de la todavía Señora Gobernadora. Ayer le preguntaron a Jesús Ortega sobre esos pactos en lo oscurito para favorecer al blanquiazul a costillas del sol azteca y, obviamente, lo negó con la misma enjundia con que meses atrás negaba que estuviera en curso un reconocimiento de Nueva Izquierda a la condición “presidencial” de Felipe Calderón. Lo cierto es que en Zacatecas el candidato del PRD, los Chuchos y las poderosas García nomás no levanta vuelo, de tal manera que “todo puede suceder” (incluso, que el PAN gane) en un escenario político intencionalmente fracturado y envenenado en el que compiten los candidatos de las familias PRI, Monreal, García y Calderón... En Sinaloa, Felipe Calderón cumplió con su propósito de cerrarle el paso a los panistas verdaderos (Heriberto Félix Guerra y Manuel Clouthier junior) y dejar que la sucesión se dirima entre priístas: unos, del lado del actual gobernador, Jesús Aguilar; otros, del lado (“panista”) del ex gobernador Juan S. Millán... Y, mientras Ulises baja el switch en Oaxaca, ¡hasta mañana, con Jean Succar Kuri de regreso a casa, en un Cancún de puertas abiertas!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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