Francisco Pérez Arce*
M
anifestaciones ayer, 13 de diciembre, demandaron la libertad de
los 14 que nos faltan. Exigen, como en el 68, libertad a los presos políticos. Son nuestros 14 presos políticos de hoy. Están privados de su libertad por haber manifestado pacíficamente sus ideas el primero de diciembre. La policía los agarró cuando recibieron la orden de detener… y no detuvieron a los culpables de los actos violentos, sino a quienes se manifestaban pacíficamente… los agresores se habían esfumado. La policía lo sabe. Lo sabe el Ministerio Público y la juez. Por eso liberaron a 56 de los 70 detenidos.
Los 14 que nos faltanno son casos distintos de los ya liberados.
La Procuraduría General de Justicia de Distrito Federal, los policías que los
remitieron, y la juez 47 que ordenó que siguieran presos, los acusan de
ataques a la paz pública, tipificado en el artículo 362 del Código Penal del DF, un delito de carácter político, equiparable al de terrorismo, por el cual se pueden aplicar penas de cinco a 30 años de prisión (sin derecho a fianza), y pueden ser aumentados en 50 por ciento si se presenta el agravante de haber sido cometido
en pandilla. Es decir, se pueden aplicar penas de hasta 45 años de prisión. Diría que es desproporcionado si no fuera porque es estúpidamente injusto. Ayer, los manifestantes levantaron, con toda razón, la demanda de derogar el 362.
Cincuenta y seis de los 70 fueron liberados. Se reconoce así que fueron detenidos injustamente y perdieron nueve días de su vida en libertad. Sin razón alguna. Por acciones y omisiones de autoridades policiacas y judiciales. Además, hay denuncias de tortura física y sicológica. Si tales comportamientos de las autoridades no se sancionan, se tolera y santifica la impunidad. Hay voces que exigen, con toda razón,
deslinde de responsabilidades: que se investigue y sancione a los culpables de violar las garantías individuales y los derechos humanos de los 70 detenidos.
En el 68, los estudiantes levantaron como bandera un pliego de seis puntos. Tres de ellos hoy se repiten:
1) Libertad de los presos políticos. Entonces los presos eran los líderes ferrocarrileros, culpables de haber encabezado una huelga en 1959. Hoy son
los 14 que nos faltan, culpables de ejercer su derecho a manifestarse pública y pacíficamente.
2) Derogar los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal, que tipificaban el delito de
disolución social, delito político, que se aplicaba a dirigentes sociales, con el que se mantenía en prisión a los líderes ferrocarrileros. Hoy se pide derogar el artículo 362 del Código Penal local, que tipifica el delito de
ataque a la paz pública, del que se pretende acusar a
los 14 que nos faltan.
3) Deslinde de responsabilidades. Entonces, en julio del 68, hubo heridos y muertos, y evidentemente había responsables en el gobierno.
El deslinde de responsabilidadesera la exigencia mínima contra la impunidad. Ahora también hay heridos. Afortunadamente no hay muertes que lamentar. Pero se violaron los derechos de 70 ciudadanos a quienes se privó injusta y arbitrariamente de su liberad. A 56 de ellos durante nueve días. Y a
los 14 que nos faltan, por un tiempo que aún no termina. Cada día que permanecen en prisión es un día más de injusticia.
De aquellos seis puntos del 68, hoy se repiten tres. Es lamentable que el gobierno al que en estos días se exige su cumplimiento sea el de la ciudad de México, un gobierno de izquierda que, nadie puede ignorarlo, está ligado históricamente con los movimientos antiautoritarios y justicieros de nuestro pasado reciente.
* Novelista e historiador del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Su libro más reciente es Xalostoc
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