jueves, 13 de diciembre de 2012

Víboras Paradas (cuento político)


 Por el Profr. y Lic. MIGUEL TREVIÑO RÁBAGO

► LAS VÍBORAS más peligrosas del país decidieron llevar a cabo una reunión. Era urgente tomar algunos acuerdos porque estaban muy desprestigiadas entre la gente del pueblo. Hacía unos años, se había desatado una gran matanza porque se había vuelto muy peligrosas y agresivas. Así, durante un tiempo decidieron esconderse y reproducirse para fortalecer sus músculos y mandíbulas. Permanecieron quietas y semi-escondidas para no causar más alarma entre los hombres y mujeres del territorio.
LA GENTE se medio calmó. Unos a otros se comentaban la forma en que habían casi erradicado a las víboras. Lo que no sabían era que las víboras se estaban reagrupando para volver a sus andadas, ó mejor dicho a sus arrastradas. Mientras los pobladores se dedicaron a lidiar con otros especímenes como ratas, tejones, cuervos, arañas ponzoñosas y uno que otro apestoso zorrillo al que finalmente apalearon un día y lo corrieron del pueblo. Ahora el “apestado” era el animalejo que nadie quería volver a ver por esos rumbos.

REUNIDAS LAS víboras, trazaron un plan. Enviar a una de ellas, la más tonta pero de buen aspecto, tirándole a muy mansita, para que con palabras suaves y dulces, convenciera a los pobladores para que les permitieran vivir nuevamente en sus casas, sin hacerles el menor daño. El compromiso era “cumplir” su palabra sin atacar a los seres humanos de aquella comarca. La víbora mayor aleccionó bien a la viborita tontita acerca de cómo debía comportarse y hablar. Después de todo, las víboras más viejas ya andaban entre los 50, 60 y hasta 70 años y habían aprendido cómo usar un buen camuflaje para engañar al que pasara cerca de ellas simulando ser inofensivas.
INGENUAMENTE LOS pobladores de aquella “aldea” se dejaron seducir por las palabras y promesas de la víbora más tontita. Sin embargo, un poblador les advirtió que las víboras hablaban bonito pero que no eran nada confiables. Recuerden -les dijo – la historia de Adán y Eva. La víbora les hizo caer en el pecado y fueron expulsados del paraíso por clavarle el diente al fruto prohibido. Todavía les advirtió, las víboras son perversas y traidoras, te hablan bonito al oído y luego muerden la pierna de quien sea. Su veneno es letal.
LA MAYORÍA de los pobladores hicieron caso omiso de las palabras de advertencia. Decidieron darles una nueva oportunidad a las víboras de convivir con ellos. Así que se reunieron y les prepararon una gran bienvenida. Decidieron que el día primero de diciembre, sería un buen día para recibir a cientos o miles de víboras que saldrían de sus nidos para entrar a las viviendas y demostrar que ya eran otras, que habían cambiado, que eran víboras renovadas y nada peligrosas.
LAS VIBORAS festejaron su regreso y lo primero que hicieron fue meterse al Palacio de Gobierno del pueblo, instalarse en muchas casas y demostrar que ya no eran las víboras de antes. A los pocos días, y a una señal convenida, las víboras volvieron a ser lo que siempre han sido, reptiles peligrosísimos y agresivos. Empezaron a morder a diestra y siniestra, causando muerte y terror entre la población y en unos días habían tomado el control de toda la “aldea”. Es decir, volvieron a ser lo que su naturaleza les dicta, morder y causar dolor y muerte.
EL ÚNICO habitante que les advirtió del peligro, se encogió de hombros y les dijo a los que todavía podían escuchar: Pobres ilusos y soñadores ¿acaso no saben que las víboras nunca dejarán de ser los que son? ¿O todavía creen que las víboras porque cambian de piel dejan de morder y atacar? Ahora y dentro de poco, sufrirán las consecuencias de su ingenuidad. Si las personas nunca cambian, menos van a cambiar las víboras. El veneno se esparcirá en todos los hogares y sus moradores se arrepentirán de haber permitido el regreso de miles de víboras -que por cierto- llevan los mismos nombres de las mismas familias a las que pertenecen. E irónico sentenció: Después de miles de años, las víboras jamás cambiarán porque su naturaleza es mimetizarse para morder con más fuerza y causar la muerte de sus ingenuas víctimas.
POR ESO -dijo el aldeano, cada vez que veo una víbora, sin titubear le mocho la cabeza. Y ustedes ¿cuándo decidirán hacer lo mismo?… ¿Dentro de 6 ó de 70 años ?…..Y se dijo para sus adentros: Éstos nunca aprendieron nada ni de los cuentos infantiles…y recordó al instante, que las víboras tampoco saben leer….aunque si las nombran en la Biblia. FIN.
CUALQUIER parecido con la realidad mexicana, es puritita coincidencia. Conste, es un cuento político.
trabago49@hotmail.com http://mx.groups.yahoo.com/group/elobservadorpolitico/
Cd. Reynosa, Tamaulipas; Diciembre 13 de 2012.
Facebook: Miguel Treviño Rábago

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