lunes, 26 de enero de 2015

Necesarias relaciones internacionales de Morena

Víctor Flores Olea
E
ntre las ausencias más notables de Morena, el nuevo partido de izquierda que encabeza Andrés Manuel López Obador, se nota evidentemente su falta de propósito, o de voluntad, o de decisión concreta para ocupar un espacio de importancia en la vida internacional o, si se quiere, para proyectarse hacia afuera.
Naturalmente puede sostenerse, con sobradas razones, que el aspecto interno es prioritario para un partido como el nombrado, pero por otras razones igualmente válidas puede decirse que hoy la vida internacional de los partidos resulta absolutamente necesaria para los mismos, para su presencia fuerte (diría nacional e internacional), para que su ser interno se consolide y fortalezca, no sólo en los dos ámbitos por separado, sino también como un reflejo y parte de su misma actividad internacional, haciéndose entonces los partidos más sólidos, porque sus posiciones y perspectivas se convertirán entonces en parte de la vida integral de los mismos y de sus naturales aspiraciones a representar o reflejar el sentir de un cada vez mayor número de gentes.
Me parece que hoy, más que nunca, el aspecto internacional de los partidos políticos es tan importante como el nacional, y que incluso su presencia en ambas esferas significa la existencia de un todo necesario que no se puede separar o desvincular, y que su destino abarca necesariamente los dos aspectos, desde luego en las primeras etapas de su formación, como es el caso de Morena, pero también en etapas más avanzadas en que necesariamente estará vinculado al exterior, otorgando y recibiendo apoyos.
Por supuesto, no se trata simplemente de formalizar su presencia en tal o cual asociación partidaria internacional, sino realmente de proponer como principios y objetivos esenciales de la sociedad, o de muchas sociedades de nuestro tiempo, los objetivos que persigue Morena. Hoy, no hay duda de que es más eficaz que nunca la presión o la opinión internacional cuando se trata de asuntos de importancia; por ejemplo, ante un renovado fraude electoral, como los que ya se han cometido con los partidos de la izquierda mexicana, precisamente siendo al candidato Andrés Manuel López Obrador.
Cada vez más los partidos y su destino están también ligados a la vida internacional. Los nuevos partidos de izquierda, por ejemplo, en España o Grecia (Podemos o el conocido griego por su abreviatura como Syriza), serían dos ejemplos de partidos políticos que surgieron recientemente en esos países, con programas de izquierda, y que han crecido espectacularmente en los últimos tiempos (en meses o en unos cuantos años), y que pudieran en más de un sentido equipararse al origen y batallas que ha emprendido Morena, con todas las diferencias que sin duda existen en aquellos países y en el nuestro, pero también con las identidades organizativas y militantes que pudieran encontrarse. No hablo, naturalmente, de imitaciones, pero sí de apoyos mutuos y contactos allí donde sea indispensable. Y hablo también de coincidencias en sus rápidos desarrollos, más allá de las diferencias evidentes en los países en que actúan.
Debe considerarse, por lo demás, que en sus matrices originales, en los tres países en que han aparecido, las derechas y extremas derechas se oponen tajantemente a tales nuevos partidos, como ocurre sin duda con Morena en México.
Hemos hablado de nuevos partidos que se desarrollan en países europeos, y que pudieran tener algunas analogías con Morena, pero desde luego no podemos olvidar en primerísimo lugar los vuelcos que han dado, cuando menos en las útimas dos décadas, un buen número de países latinoamericanos. Y ahí está, sin duda, nuestra primera reserva o afinidad internacional. Los profundos cambios latinoamericanos de las últimas décadas se hicieron eminentemente con base en movimientos sociales (las sociedades en movimiento), independientemente que después tales movimientos se hayan convertido en partidos, y ahí encontramos otra afinidad profunda entre Morena y una serie de sus equivalentes latinoamericnos de estos tiempos. En todo caso los hondos cambios de América Latina de los últimos tiempos son casi casi una obligación a seguir por el lado mexicano. no únicamente por la cercanía y la afinidad de los problemas), por razones comunes, precisamente de carácter defensivo y unitario. Y tal es precisamente uno de los aspectos más importantes e interesantes de la política del Cono Sur, y el alejamiento de México de nuestros vecinos en el sur continental que se ha traducido en lo que muchos (poíticos y sociedades enteras) califican, aquí y allá, pero sobre todo allá, de un cambio de dirección internacional de México muy discutible y falto de coherencia, cuando también ayuno de resultados positivos.
La decisión de volver el rostro, casi exclusivamente, a Estados Unidos ciertamente tiene un innegable sentido pragmático, pero al país lo lleva a varios callejones sin salida, sin horizonte. Tal fue la decisión del PRI en sus últimos sexenios, algunos afirman que desde Miguel de la Madrid otros que francamente y sin falta desde Carlos Salinas de Gortari. Está muy probado por nuestra historia que la cercanía o dependencia de Estados Unidos nos conduce a una fatal pérdida de soberanía, y hasta a una integración como la que proclamó varias veces y casi a gritos, muy recientemente, el vergonzoso Agustín Carstens, en la reunión de Davos, Suiza. ¡Verdaderamente estos tecnócratas de quinta únicamente ven la salvación de México en su entrega incondicional a Estados Unidos! ¡Y luego también reclaman por el hecho de que haya levantados en el país, en el sentido de levantados en armas!
Para finalizar, insistimos en que haya una vuelta o un regreso del país a nuestro ámbito natural latinoamericano, y que desde esa posición será posible muy dignamente ¡conservando la dignidad!, por supuesto, relacionarmos libremente con el mundo entero. Creo que esta es una tarea que no puede faltar en Morena

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