miércoles, 10 de marzo de 2010

Bajo la Lupa


Ahmadinejad denuncia que el 11 de septiembre fue “una gran fabricación”
Alfredo Jalife-Rahme

Imagen del ataque a las Torres Gemelas de la ciudad de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001Foto Ap

El presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad juega al ajedrez geopolítico como pocos y cuando menos se esperan sus rivales saca un conejo bajo la manga.
El mismo The New York Times reconoce que la oposición iraní, que parecía mas vigorosa en teoría y cuyas legítimas demandas fueron abultadas perversamente por los multimedia israelí-anglosajones, se ha desvanecido.
Dos días después del gravísimo error de cálculo geopolítico –en alcances y coyuntura– del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso estadunidense, que votó con la torpeza de un elefante una enmienda contra el “genocidio armenio de 1915”, perpetrado durante la descomposición del imperio otomano, Ahmadinejad se aprovecha estupendamente del conflicto emocional entre EU y Turquía –único miembro islámico de la OTAN y su segunda fuerza más poderosa en términos de soldados– para lanzar el equivalente retórico a una bomba nuclear: el 11 de septiembre constituyó “una gran fabricación” que fue usada por EU para justificar su guerra contra el terrorismo global y como preludio para invadir Afganistán (IRNA, 6 de marzo de 2010).
Nada novedoso que antes no haya sido sospechado y sopesado: desde varios exfuncionarios de EU –quienes fustigaron la “demolición controlada” tanto de las dos Torres Gemelas como de la torre anexa, la 7, (demolida horas mas tarde)–, pasando por el libro clásico La Gran Impostura del autor galo Thierry Meyssan (fundador de Réseau Voltaire), hasta la hipótesis de Bajo la Lupa sobre un montaje hollywoodense.
Más acercan la punta afilada de la espada de Damocles de las sanciones a la cabeza de la teocracia chiíta y más consolida Ahmadinejad su “periferia inmediata”. Acaba de estar en Siria para sellar el frente común con la guerrilla libanesa chiíta Hezbolá y los guerrilleros palestinos sunnitas de Hamas frente a las amenazas de la enésima guerra regional de Israel desde su creación hace 62 años que vive paranoicamente en guerra permanente contra sus vecinos cercanos y lejanos.
En vísperas de su periplo a Afganistán, el presidente iraní replantea en forma temeraria los atentados terroristas del 11 de septiembre en otra perspectiva diametralmente opuesta a la versión oficial de EU propalada intensivamente por los multimedia israelí-anglosajones y repetida sin el menor juicio crítico, para no decir anencefálicamente, por sus caricaturas tropicales.
Aunque en fechas recientes Turquía se había acercado a Irán y a Siria en forma espectacular, al tiempo que se aleja(ba) de Israel como consecuencia del infanticidio de los palestinos en Gaza (ver Radar Geopolítico, en Contralínea, 1º de novembre de 2009), el pleito inesperado entre Washington y Ankara le cayó como maná divino a Ahmadinejad quien describió el 11 de septiembre como “un acto y escenario complicado”.
Bueno, pues este “escenario” fue muy costoso, pues cobró la vida de 3 mil estadunidenses y de varios inmigrantes del estado de Puebla (México), lo cual sirvió de coartada para que el régimen torturador bushiano invadiera Afganistán e Irak, además de colocar al planeta entero en la pesadilla del terror islámico.
Hace dos meses, Ahmadinejad todavía no se atrevía a cruzar el Rubicón retórico cuando fustigó que los ataques del 11 de septiembre habían sido “sospechosos” y Occidente deseaba dominar Medio Oriente. Tampoco hace dos meses había ocurrido el distanciamiento turco-estadunidense que permite a Ahmadinejad mayor margen de maniobra y le abre un espacio de oxigenación en el Transcáucaso y el mar Negro.
Debka (8 de marzo de 2010), presunto portal de los intensamente vilipendiados servicios de espionaje del Mossad (por enésima vez puestos en la picota por su “hazaña” extraterritorial de haber asesinado en Dubai al comandante de Hamas, Mahmud al-Mabhuh, mediante el uso de pasaportes diplomáticos británicos), considera que la escalada retórica de Ahmadinejad sobre el 11 de septiembre está diseñada para “socavar la legitimidad de la presencia militar de EU en Afganistán ante la opinión pública”. Pero, ¿qué opinión pública –ya no se diga la afgana que ha padecido toda clase de invasiones desde el túnel de los tiempos–, está dispuesta a avalar la invasión foránea de la OTAN que encabeza EU?
¿Y a poco la opinión pública afgana, ya no se diga la medio oriental o la asiática en general, se tragó el cuento texano del 11 de septiembre?
¿Considera Debka tan persuasivamente sugestionable, para no decir oligofrénica, a la opinión pública mundial?
Ahmadinejad golpea donde más duele y le quita a EU toda legitimidad, si hubiera, a su presencia militar masiva en Afganistán.
A juicio de Debka, Ahmadinejad “tenía dos objetivos” cuando “su visita a Kabul (la capital afgana) tenía como propósito coincidir con la visita del vicepresidente Joe Biden a Israel”.
Según el portal israelí, Ahmadinejad fue obligado a posponer 48 horas su viaje debido a la llegada “inesperada” del secretario del Pentágono, Bob Gates.
La “misión primordial (sic) de Biden (en sincronía con el esfuerzo del enviado estadunidense George Mitchell para revivir las charlas de paz israelí-palestinas) es asegurar que Israel no ejerza su opción militar contra las instalaciones nucleares de Irán de cara al prospecto evanescente de severas sanciones internacionales”.
A propósito, el polémico primer ministro israelí Bibi Netanyahu alardea que “en la década de los 90 (sic) su padre predijo (¡extra-súper-sic!) los atentados del 11/9 a las Torres Gemelas” (Voltaire.net, 8 de marzo de 2010) ¡Que omnisciencia!
El portal galo recuerda que el rotativo israelí Ma’ariv (17 de abril de 2008) reportó que Netanyahu, entonces líder del partido Likud, confesó a los asistentes de la universidad Bar Ilan que “los ataque terroristas del 11 de septiembre habían sido benéficos para Israel”, pues “habían modificado a la opinión pública de EU en su favor” ¡Pues sí!
En paralelo, el rotativo del establishment estadunidense, The Washington Post, en su editorial (8 de marzo de 2010), perdió la ecuanimidad al despotricar contra los “teóricos lunáticos de la conspiración del 11 de septiembre”, con dedicatoria al parlamentario nipón Yukihisa Fujita, acusado de “anti-americanismo”, y de quien pide la defenestración por haber osado opinar que el 11/9 había sido “un gigantesco engaño”.
El rotativo oficialista de EU injuria las “ideas” de Fujita como “extrañas, medio-cocinadas e intelectualmente falsas para merecer una discusión seria (sic)”. ¿Con quien se deben discutir seriamente las dudas sobre la autoría de los atentados del 11/9? ¿Con los multimedia israelí-anglosajones o con los gobiernos de EU e Israel?
Entre las “ideas extrañas” de Fujita está que “fuerzas oscuras con conocimiento previo del complot (sic) apostaron en la bolsa de valores para lucrar” ¡Qué idea más extraña!
Otra “idea extraña” del temerario parlamentario nipón es que “8 de los 19 terroristas se encuentran vivos (¡extra-súper-sic!)”. Su peor “idea extraña”: el colapso de la tercera torre 7 se explica por la “demolición controlada”.
Ni modo, todos los escépticos sobre lo que ocurrió el 11/9, cuya versión oficial no convence ni a los familiares de las víctimas, van a ser vilipendiados como “lunáticos” (no sus verdaderos autores).

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