lunes, 28 de febrero de 2011

México SA



¿“Fuga” o “salida”?: 60 mil mdd

Recursos: ¡se van, se van, se van!

De la jerigonza tecnocrática

Carlos Fernández-Vega


Decomiso de dinero en efectivo por un monto aproximado de 207 millones de dólares realizado al narcotráfico y presentado por las autoridades mexicanas en marzo de 2007 Foto Ap

Crece la salida de capitales del país a paso redoblado. Los cuantiosos excedentes internamente generados –que se concentran en muy pocas manos privadas– se destinan a otras economías, generan empleo en terceros países y promueven el crecimiento allende nuestras fronteras. Año tras año el monto exportado” se incrementa, hasta acumular, en el último cuatrienio, cerca de 60 mil millones de dólares, monto equivalente a lo que México importó en alimentos durante igual lapso. Espeluznante balance, que en cualquier parte simple y sencillamente sería tipificado como fuga de capitales… pero no aquí.

Como la realidad nacional no cuadra con los gustos y mañas de la tecnocracia, ésta manda a sus jilgueros a “explicar” de qué se trata para que los mortales no se confundan ni supongan que las cosas van mal. Así, en México no hay fuga de capitales; tales dineros, simplemente, se exportan. Es el viejo truco del “diccionario” tecnocrático, según el cual, por ejemplo, en el país las empresas del Estado no se privatizan, se desincorporan; el peso no se devalúa, flota; la deuda externa no crece, se renegocia; los precios no aumentan, se ajustan; los empresarios no fugan sus capitales, los invierten en terceros países; no hay monopolios, sólo grupos dominantes; el capital extranjero no llega a especular, sino a fortalecer la economía mexicana y, en fin, no hay crisis, sino “catarrito” (en otras áreas: no hay violación de los derechos humanos, sino “daños colaterales”).

Es la jerigonza tecnocrática, en la cual no caben los hechos, sino las definiciones y/o interpretaciones. En este contexto, el pasado sábado La Jornada (Roberto González Amador) informó que “aumenta 79 por ciento la fuga de capitales; en esa proporción crecieron las inversiones y depósitos de mexicanos fuera del país; los recursos remitidos duplicaron el ingreso de divisas por inversión extranjera directa; en lo que va del sexenio de Calderón han salido capitales equivalentes a 51 por ciento de las reservas internacionales… de enero de 2007 a diciembre de 2010, los cuatro primeros años de la gestión de Felipe Calderón, las transferencias de personas y empresas mexicanas a bancos del exterior sumaron 58 mil 444.2 millones de dólares (entre 2001 y 2004, periodo comparable con el gobierno de Vicente Fox, la salida de capitales sumó 15 mil 141 millones de dólares)… Para efectos comparativos, las transferencias al exterior por parte de mexicanos, tanto a cuentas bancarias como para realizar proyectos empresariales fuera del país prácticamente duplicó en 2010 el ingreso de divisas por inversión extranjera directa, que fue de 17 mil 726 millones de dólares”, según el Banco de México.

Ese es el hecho, pero como no cuadra con los usos y gustos de la tecnocracia, entonces va la interpretación (La Jornada, El Correo Ilustrado, domingo 27 de febrero): “no existió ni existe tal fuga de capitales… El significado de fuga de capitales comúnmente aceptado en todo el mundo se refiere a la salida cuantiosa y repentina de dinero o activos de un país ante eventos perturbadores en la economía y/o en los mercados locales, que son causa de una súbita depreciación de tales activos. Es evidente que desde hace muchos años, décadas incluso, no se han verificado en México eventos de tal naturaleza, ni tampoco se han registrado en la balanza de pagos… Resulta incorrecto equiparar las inversiones de empresas mexicanas en el exterior, la compra de activos en el exterior por parte de mexicanos o los depósitos de mexicanos en instituciones financieras del exterior con una fuga de capitales” (Ricardo Medina Macías, director de Comunicación del Banco de México).

Pues bien, es “comúnmente aceptado” que desde el tercer trimestre de 2008 la economía mexicana registró su peor crisis en ocho décadas, lo que daría cuenta de “eventos perturbadores” más que suficientes para motivar la “exportación” de capitales; también es “comúnmente aceptado” que el tipo de cambio peso-dólar se devaluó (léase “ajustó”) brutalmente a partir de octubre de ese año (llegó a ser de 60 por ciento, y comenzó a recular), mientras en otras economías latinoamericanas, como la brasileña, tal crisis lejos de provocar desplome –como la mexicana entenderá– ofrecieron estabilidad e incluso crecimiento, y no “depreciación de activos”; también es “comúnmente aceptado” que la economía mexicana no ha logrado siquiera recuperar el nivel previo a tal crisis (léase “catarrito”) y que lleva años estancada, de tal suerte que parecen reunirse algunas de las condiciones que el Banco de México supone inexistentes para el armado de una fuga de capitales.

De acuerdo con la información de La Jornada, con base en las cifras del Banco de México, sólo en 2010 “la suma de transferencias al exterior, que incluye los depósitos a cuentas bancarias y las inversiones realizadas fuera del país por empresarios mexicanos alcanzó 31 mil 113 millones de dólares, 79 por ciento más que un año antes”. Para ofrecer un comparativo y dar una idea de qué se trata, en 1994 (el año previo al estallido de otra feroz crisis, ésta por “los errores de diciembre”), la fuga de capitales (entonces reconocida como tal) sumó 23 mil 80 millones de dólares (72.5 por ciento de ese monto correspondió al gobierno salinista y 27.5 por ciento al zedillista), de tal suerte que la “salida” de 2010 fue casi 35 por ciento superior a la “fuga” de 1994.

La única diferencia entre una fecha y otra es el uso del término (“fuga” o “salida”) con base en el “diccionario” tecnocrático, porque el hecho es exactamente igual. En promedio, durante 1994 cotidianamente se “fugaron” 63.23 millones de dólares; en 2010, cada 24 horas “salieron” 85.24 millones. En el cuatrienio, tal promedio es de 40.03 millones por día. Y si quiere compararse con lo que en el calderonato se ha gastado por importación de alimentos, entonces súmele 41.37 millones por cada día de estancia en Los Pinos (el total en el periodo es de 60 mil 399 millones de billetes verdes) y llámele como quiera: “fuga” o “salida”, pero el hecho es que el estómago de los mexicanos cada día depende más de los mercados foráneos (con “catarrito” de precios internacionales). Sin embargo, para el Banco de México lo importante es el término, no el hecho.

Las rebanadas del pastel

Para el acervo cultural del lector, por cortesía del diccionario tecnocrático (eufemismos para evitar las palabras privatización y desmantelamiento del aparato productivo del Estado): “adelgazamiento”, “desincorporación”, “desinversión”, “modernización”, “concesión”, “permiso limitado”, “coinversión”, “capital complementario”, “riesgo compartido”, “cogeneración”, “transición energética” (léase: en tres décadas, mil 200 empresas del Estado fueron privatizadas).

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