viernes, 18 de agosto de 2017

Las raíces de la corrupción perdidas

José Cueli
Q
ué raíces tendrá la corrupción de españoles e indígenas que tan rítmicamente llevó al desenlace de un arreglo en lo oscurito después de haber perdido religión y lengua y dejando los descendientes una neurosis traumática que no se termina de elaborar. Simbólicamente expresada en los últimos tiempos en el descubrimiento de fortunas de cuentos de hadas. En la última semana de un cantante y un futbolista y el director de una ex paraestatal –Petróleos Mexicanos.
Don Juventino Castro, el gran jurista y maestro de generaciones de abogados, quien fue ministro de la Suprema Corte, dejó al futuro una interrogante: “¿Los españoles eran tontos que no comprendían lo precario y lo engañoso de las conversiones al cristianismo? El dilema en este doloroso juego histórico, corresponde al español: si reconoce y anuncia las falsas conversiones ‘pierde fachada’; y se verá obligado a seguir usando indefinidamente a la represión; caerá de la gracia de sus superiores políticos y eclesiásticos, y serán removidos los jefes de su elevado cargo como consecuencia de su fracaso cristianizador al que se denominó evangelización. ¿Uno de los inicios de la corrupción ‘a la mexicana’? ¿La mordida: corrupción o negocio?
Juego de los engaños, decía don Juventino en su célebre libro Diálogo de mestizos. Ambos actúan como si no se notara el fraude, y se creyera que las conversiones son auténticas y profundas. Reprimen en su interior el orgullo propio por no lograr que se reconozca su verdad, con tal de obtener el fin práctico de que no exista una lucha extrema, material. Ambos, al español y al indígena, les conviene no destapar la caja de Pandora.
Engaña el español al indígena; éste finge no notar el engaño y engaña a aquél sobre su supuesta conversión. Nota el juego el español, finge no notar el engaño de la falsa conversión, el indígena a su vez finge no saber que todo su juego se ha puesto al descubierto y actúa como si éste fuera el mejor de los mundos y un modelo de la convivencia pacífica. ¡El juego de los engaños mutuos en todo su esplendor! Que sigue y seguirá cual forma de elaborar una conquista dolorosa y cruel.
¿Será esta una idea central de la corrupción en la que nos debatimos y esbozo de su origen?
Cuando el odio se haya caído del corazón y manos como arma inútil como herramienta inservible. Sobre las ruinas el llanto y la sangre: aparecerá no un comunista, ni un fascista, sino un español, un mexicano: el hombre que ha buscado al hombre por encima de las ideologías y los partidos. Y cree como Don Quijote y León Felipe en el concepto platónico de la justicia y quiere devolver la dignidad a los delincuentes.

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