Durante enero de 2010 aumentó en 69 mil 875 el número de trabajadores inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Todos esos puestos de trabajo fueron eventuales, indicó la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. En la imagen, comerciantes ambulantes en el Centro HistóricoFoto Francisco Olvera
La idílica versión oficial asegura que en materia de empleo formal vamos por buen camino”, y que “ya se han recuperado” las plazas canceladas en 2009, no obstante que “México fue muy castigado internacionalmente” (léase la crisis es externa). Sin embargo, las propias cifras gubernamentales desmienten el machacón discurso de Los Pinos en este renglón, como en tantos otros. A lo largo del año pasado, y en lo que se puede documentar del presente, cerca de 600 mil mexicanos se incorporaron, y no por gusto, al ejército de reserva, cerraron empresas y se profundizó el deterioro de las condiciones laborales, una realidad que no embona con la plácida lectura de la residencia oficial.
Para no ir más lejos, el balance es espeluznante, toda vez que durante la estancia calderonista en Los Pinos la tasa de desempleo pasó de 3.56 por ciento el primer día de diciembre de 2006 a 5.87 por ciento al cierre de enero del presente año, un incremento de 65 por ciento, equivalente a 2 millones 800 mil mexicanos. Y sobre el tema vale retomar el análisis que realizó el ITESM campus estado de México (Empleo, el desafío de la recuperación) del que se toman los siguientes elementos.
Así, una de las consecuencias que la crisis económica arroja es el grave deterioro en la calidad de las condiciones laborales. Independientemente de que las cerca de 600 mil personas adicionales durante 2009 reportadas como desocupadas constituyen un serio pendiente a resolver por la política económica en 2010, eso únicamente es la punta del iceberg. La revisión de las cifras que configuran aspectos como el número de personas que nutrieron la economía informal, que estuvieron subocupadas, que no reciben prestaciones de salud o que perciben ingresos inferiores dos salarios mínimos, es el indicativo de que en 2009 la calidad del empleo enfrentó un fuerte retroceso.
En el primer aspecto se tiene que sólo en un año el sector informal de la economía ocupó a 938 mil personas adicionales a lo contabilizado en 2008, por lo que, de acuerdo con el Inegi, 12.6 millones de mexicanos se encuentran en esta situación. Para tener una justa dimensión de lo que esto representa basta señalar que los reportes del IMSS totalizaron 12.3 millones de personas con empleo formal permanente al cierre de 2009, es decir, las estadísticas oficiales confirman que la economía informal ocupa más personas que todas las registradas por el IMSS con empleo formal permanente.
La dimensión de la subocupación agrega un elemento digno de mencionar, y es que los 816 mil trabajadores adicionales que durante 2009 cayeron en esta situación hicieron que la cifra total sea de casi 3.9 millones de mexicanos en tal condición. Evidentemente que estas actividades de subocupación representan la necesidad que tiene la población de buscar una alternativa de ingreso mínima para satisfacer sus necesidades básicas, ello a pesar de que eso implique la aceptación de un empleo sin acceso a prestaciones indispensables como las de salud. Adicionalmente, poco menos de 28.7 millones de personas ocupadas no tienen acceso a ningún sistema de salud, y el reporte del Inegi indica que este número creció en casi 1.7 millones de mexicanos en el año que recién concluyó. Un elemento adicional a considerar es que existen 11.3 millones de trabajadores que no reciben prestaciones distintas a las de la salud. Sin lugar a dudas todo lo previamente descrito pone en claro que hay millones de connacionales para quienes las autoridades laborales no han sido eficaces en la procuración de lo que por ley les corresponde.
Por lo que toca a los salarios que percibieron los trabajadores que mantuvieron sus empleos, puede citarse que la precariedad del ingreso laboral también se incrementó. De acuerdo con el Inegi, 2.2 millones de personas se agregaron a quienes ganan menos de dos salarios mínimos. Derivado de lo anterior es posible estimar que 2009 cerró con cerca de 16 millones de mexicanos que no tienen ingresos suficientes para garantizar que sus familias salgan de la pobreza, situación que seguramente les orilla a que más de un integrante de cada hogar se vea en la necesidad de trabajar.
Lo descrito tiene una consecuencia negativa para la estabilidad familiar y social; no puede pensarse que este tipo de problemas no se trasladan a los dramas que se viven en lugares como Ciudad Juárez. Por tanto, debe reconocerse que el modelo económico se agotó y que la solución a los desequilibrios actuales va más allá de reformas que únicamente busquen remendar algunos hoyos. Debemos modificar el marco institucional de manera integral para superar la crisis estructural en la que vivimos. Para enero de 2010 los primeros resultados no son halagüeños, principalmente porque tanto la tendencia del desempleo como su variación anual dieron un salto al alza importante, en el primer caso se traduce en que ello no necesariamente fue en efecto estacional y de coyuntura.
Para el cuarto trimestre de 2009 la tasa de desempleo reportada por el Inegi fue de 5.3 por ciento, lo que hace evidente que el problema de la falta de generación de fuentes de trabajo ha rebasado el ámbito de la coyuntura y refleja un desequilibrio de estructura económica. No obstante, es relevante citar que durante los últimos meses de 2009 existió un cambio significativo en la tendencia del desempleo, la cual permitió una recuperación de la pérdida registrada durante la parte más grave de la crisis, aunque como ya se ha citado parte de ello es atribuible al fuerte deterioro de la calidad del empleo. Aún así, uno de los factores que permitieron la recuperación del empleo fue el del autoempleo. Básicamente puede ubicarse en 10.3 millones de trabajadores por cuenta propia, un aumento de 1.2 millones respecto al cierre de 2008.
La disminución en el número de fuentes laborales está directamente vinculada con los resultados observados en la caída del número de patrones registrado en el IMSS. Durante el año pasado la caída sumó 7 mil 319 (más 760 en enero de 2010), centrándose en aquellos patrones que emplean menos de 50 trabajadores. La mortandad de las pequeñas empresas representa un fuerte golpe para la economía nacional, ya que proporcionan la mayor cantidad de empleo en el país, aunque su contribución al valor agregado sea menor.
La recuperación, pues.
Las rebanadas del pastel
Los perversos payasitos de la política obligan a los mexicanos a pagar más impuestos y tarifas, y a cambio ofrecen un patético espectáculo de pastelazos de boñiga, que confirma lo verdaderamente infame que es nuestra clase política.
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx
Para no ir más lejos, el balance es espeluznante, toda vez que durante la estancia calderonista en Los Pinos la tasa de desempleo pasó de 3.56 por ciento el primer día de diciembre de 2006 a 5.87 por ciento al cierre de enero del presente año, un incremento de 65 por ciento, equivalente a 2 millones 800 mil mexicanos. Y sobre el tema vale retomar el análisis que realizó el ITESM campus estado de México (Empleo, el desafío de la recuperación) del que se toman los siguientes elementos.
Así, una de las consecuencias que la crisis económica arroja es el grave deterioro en la calidad de las condiciones laborales. Independientemente de que las cerca de 600 mil personas adicionales durante 2009 reportadas como desocupadas constituyen un serio pendiente a resolver por la política económica en 2010, eso únicamente es la punta del iceberg. La revisión de las cifras que configuran aspectos como el número de personas que nutrieron la economía informal, que estuvieron subocupadas, que no reciben prestaciones de salud o que perciben ingresos inferiores dos salarios mínimos, es el indicativo de que en 2009 la calidad del empleo enfrentó un fuerte retroceso.
En el primer aspecto se tiene que sólo en un año el sector informal de la economía ocupó a 938 mil personas adicionales a lo contabilizado en 2008, por lo que, de acuerdo con el Inegi, 12.6 millones de mexicanos se encuentran en esta situación. Para tener una justa dimensión de lo que esto representa basta señalar que los reportes del IMSS totalizaron 12.3 millones de personas con empleo formal permanente al cierre de 2009, es decir, las estadísticas oficiales confirman que la economía informal ocupa más personas que todas las registradas por el IMSS con empleo formal permanente.
La dimensión de la subocupación agrega un elemento digno de mencionar, y es que los 816 mil trabajadores adicionales que durante 2009 cayeron en esta situación hicieron que la cifra total sea de casi 3.9 millones de mexicanos en tal condición. Evidentemente que estas actividades de subocupación representan la necesidad que tiene la población de buscar una alternativa de ingreso mínima para satisfacer sus necesidades básicas, ello a pesar de que eso implique la aceptación de un empleo sin acceso a prestaciones indispensables como las de salud. Adicionalmente, poco menos de 28.7 millones de personas ocupadas no tienen acceso a ningún sistema de salud, y el reporte del Inegi indica que este número creció en casi 1.7 millones de mexicanos en el año que recién concluyó. Un elemento adicional a considerar es que existen 11.3 millones de trabajadores que no reciben prestaciones distintas a las de la salud. Sin lugar a dudas todo lo previamente descrito pone en claro que hay millones de connacionales para quienes las autoridades laborales no han sido eficaces en la procuración de lo que por ley les corresponde.
Por lo que toca a los salarios que percibieron los trabajadores que mantuvieron sus empleos, puede citarse que la precariedad del ingreso laboral también se incrementó. De acuerdo con el Inegi, 2.2 millones de personas se agregaron a quienes ganan menos de dos salarios mínimos. Derivado de lo anterior es posible estimar que 2009 cerró con cerca de 16 millones de mexicanos que no tienen ingresos suficientes para garantizar que sus familias salgan de la pobreza, situación que seguramente les orilla a que más de un integrante de cada hogar se vea en la necesidad de trabajar.
Lo descrito tiene una consecuencia negativa para la estabilidad familiar y social; no puede pensarse que este tipo de problemas no se trasladan a los dramas que se viven en lugares como Ciudad Juárez. Por tanto, debe reconocerse que el modelo económico se agotó y que la solución a los desequilibrios actuales va más allá de reformas que únicamente busquen remendar algunos hoyos. Debemos modificar el marco institucional de manera integral para superar la crisis estructural en la que vivimos. Para enero de 2010 los primeros resultados no son halagüeños, principalmente porque tanto la tendencia del desempleo como su variación anual dieron un salto al alza importante, en el primer caso se traduce en que ello no necesariamente fue en efecto estacional y de coyuntura.
Para el cuarto trimestre de 2009 la tasa de desempleo reportada por el Inegi fue de 5.3 por ciento, lo que hace evidente que el problema de la falta de generación de fuentes de trabajo ha rebasado el ámbito de la coyuntura y refleja un desequilibrio de estructura económica. No obstante, es relevante citar que durante los últimos meses de 2009 existió un cambio significativo en la tendencia del desempleo, la cual permitió una recuperación de la pérdida registrada durante la parte más grave de la crisis, aunque como ya se ha citado parte de ello es atribuible al fuerte deterioro de la calidad del empleo. Aún así, uno de los factores que permitieron la recuperación del empleo fue el del autoempleo. Básicamente puede ubicarse en 10.3 millones de trabajadores por cuenta propia, un aumento de 1.2 millones respecto al cierre de 2008.
La disminución en el número de fuentes laborales está directamente vinculada con los resultados observados en la caída del número de patrones registrado en el IMSS. Durante el año pasado la caída sumó 7 mil 319 (más 760 en enero de 2010), centrándose en aquellos patrones que emplean menos de 50 trabajadores. La mortandad de las pequeñas empresas representa un fuerte golpe para la economía nacional, ya que proporcionan la mayor cantidad de empleo en el país, aunque su contribución al valor agregado sea menor.
La recuperación, pues.
Las rebanadas del pastel
Los perversos payasitos de la política obligan a los mexicanos a pagar más impuestos y tarifas, y a cambio ofrecen un patético espectáculo de pastelazos de boñiga, que confirma lo verdaderamente infame que es nuestra clase política.
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