Andrea Becerril y Víctor Ballinas
Periódico La Jornada
Jueves 30 de agosto de 2018, p. 4
Jueves 30 de agosto de 2018, p. 4
Acompañado por dirigentes de organizaciones sindicales de Canadá, Estados Unidos y otros países, Napoleón Gómez Urrutia acudió ayer a rendir protesta como senador por Morena y participar en la instalación de esa cámara del Congreso.
Un grupo de trabajadores mineros realizó un mitin fuera de la sede del Senado, ubicado en Paseo de la Reforma y la avenida Insurgentes, para respaldar al secretario general de su sindicato.
Napoleón no se rinde, Napoleón, no se vende, corearon durante varias horas, ya que los mineros llegaron temprano y se retiraron hasta que Gómez Urrutia salió a agradecer el respaldo.
Junto con los directores Ken Neumman, de United Stelworkers de Canadá; Steve Hunt, de la misma organización en el distrito tres de Estados Unidos, y representantes de IndustriaALL Global Union, entre otros, Gómez Urrutia, ya investido como legislador, saludó a sus representados desde la puerta del Senado que comunica con el jardín Luis Pasteur.
Gómez Urrutia escuchó las consignas de los mineros que lo religieron líder en varias ocasiones:
¡Es un honor, estar con Napoleón!y
¡Sí se pudo, sí se pudo!
Estoy muy emocionado, comentó a sus invitados y a su esposa, Oralia, y recordó que no veía a sus compañeros desde marzo de 2006, cuando se vio obligado a salir del país y refugiarse en Canadá por la persecución que emprendieron en su contra empresarios mineros y el entonces gobierno panista.
La presencia de Gómez Urrutia en el recinto de Reforma e Insurgentes provocó expectación. Fue uno de los más fotografiados y perseguido por los reporteros. Sin embargo, el dirigente minero se negó a hacer declaraciones. Este jueves ofrecerá una conferencia de prensa.
¡Aquí estás seguro!
En el pleno del Senado fue felicitado por sus compañeros de Morena, entre ellos Armando Guadiana, quien era el más efusivo.
Finalmente aquí estoy, le dijo al coordinador del grupo parlamentario de Morena, Ricardo Monreal, quien lo recibió con un gran abrazo, mientras que Félix Salgado Macedonio le dijo:
Aquí estás seguro.
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