Economía venezolana, en caída libre // Pierde PIB alrededor de 40 por ciento
Carlos Fernández-Vega
D
esde la muerte del comandante Hugo Chávez, en marzo de 2013, Venezuela no da una en materia económica. A la pérdida del líder revolucionario la nación sudamericana debió asumir el desplome del ingreso petrolero –del que depende en grado sumo–, la embestida gringa y de la derecha autóctona, y los errores gubernamentales.
El resultado ha sido desastroso y desde 2014 la economía venezolana registra caída libre. Los últimos tres años de Chávez al frente de la nación sudamericana la economía creció a una tasa anual promedio de 3.7 por ciento, pero de allí en adelante todo ha sido pérdida, y cada vez mayor.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) analiza la circunstancia venezolana y de sus conclusiones se toman los siguientes pasajes.
Para 2018 se proyecta una caída de 12 por ciento del producto interno bruto (PIB) venezolano, lo que supone cinco años consecutivos de contracción y una caída acumulada que supera 40 por ciento respecto del nivel exhibido en 2013.
Por su parte, la producción de crudo sigue a la baja y para 2018 se calcula una caída de la producción aún mayor que la de 2017. En el presente año la inflación reporta una nueva aceleración y según diversas estimaciones al cierre del año la tasa de inflación podría ser de cinco o más dígitos. Esta dinámica inflacionaria ha dado lugar a nuevas alzas en el salario mínimo, y hasta junio se habían anunciado cinco incrementos a ese ingreso.
El precio de la canasta venezolana de crudo sigue recuperándose y en los primeros seis meses del año se ha incrementado respecto del cierre de 2017. La recaudación fiscal no petrolera ha caído en términos reales, al igual que el precio de los bonos gubernamentales. El alza de los precios del crudo permitió una mejora en el resultado externo de la economía en 2017, aunque las reservas internacionales continuaron a la baja. A raíz de las dificultades para financiar la gestión tributaria, el fisco ha recurrido al financiamiento monetario, lo que ha dado lugar a un incremento de los agregados monetarios y, a su vez, del tipo de cambio.
Sectores como el transporte han sido afectados por problemas en el suministro de repuestos y combustible, mientras los cortes en el suministro de electricidad afectan la producción y el comercio en general. La caída en la producción de petróleo se ha acelerado en 2018 y al comparar los niveles de producción de junio de 2017 con los de igual mes del presente año se observa una disminución de 31 por ciento, 4.4 veces más que un año antes. Las dificultades financieras de Petróleos de Venezuela y los problemas derivados de la salida de personal capacitado del sector hacen difícil mantener los pozos y refinerías en operación.
En los primeros cuatro meses de 2018, de acuerdo con información de fuentes secundarias, se registró un alza de 33 por ciento en las importaciones venezolanas respecto del nivel observado en igual periodo de 2017, el nivel más bajo de los pasados cinco años.
Pese al aumento mencionado, en 2018, consecuencia de las restricciones al financiamiento y la disminución en la demanda agregada interna, las importaciones caerán 10 por ciento respecto del nivel calculado en 2017. Las exportaciones venezolanas caerán 12.5 por ciento a consecuencia de la baja de la producción de crudo (25 por ciento en el primer semestre del año), lo que contrarrestará el aumento acumulado de 16 por ciento en el precio del petróleo ocurrido durante este lapso.
El tipo de cambio (oficial y paralelo) también se ha acelerado conforme lo ha hecho la inflación. Si bien no se dispone de datos sobre el mercado laboral, los recientes patrones migratorios, en especial de mano de obra especializada, ha impuesto severas restricciones.
Las rebanadas del pastel
Parece que al mercado cambiario no le gustó el
nuevo acuerdobilateral México-Estados Unidos: ayer, el billete verde se vendió a 19.53 pesos (Bancomer).
Twitter: @cafevega
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