miércoles, 1 de agosto de 2018

México SA

Economía: menor crecimiento // Deuda: descomunal incremento
Carlos Fernández-Vega
C
on las golondrinas de música de fondo, el sexenio peñanietista llega a su fin, pero no por ello deja de ofrecer noticias tétricas, las económicas como caso concreto. La diferencia resulta abismal entre lo que Enrique Peña Nieto ofreció en el arranque de su gobierno y lo que realmente logró a lo largo del mismo. Si su promesa de campaña hubiera cristalizado, la economía mexicana estaría creciendo 5 por ciento, resultado –según su propia campaña propagandística– de las reformas estructurales que el país necesita y los mexicanos quieren. Pero como hubiera no existe, la triste realidad es que durante su estancia en Los Pinos el ritmo de crecimiento resultó ser uno de los más bajos de las tres décadas y media anteriores.
En materia económica Peña Nieto quedó debiendo, y mucho, a los mexicanos, pues no sólo hereda un ritmo de crecimiento verdaderamente raquítico, sino por la descomunal deuda pública que cargó a los mexicanos y la ostentosa ausencia de desarrollo social; es decir, lo contrario a lo por él prometido en su campaña electoral.
En el mejor de los casos, el de EPN será otro sexenio de 2 por ciento, aunque el panorama podría empeorar si se considera el más reciente informe del Inegi (estimación oportuna del producto interno bruto en México, con cifras en el segundo trimestre de 2018), en el que se reporta que de abril a junio el PIB nacional registró desplome de 0.1 por ciento en términos reales. En el periodo de referencia las actividades primarias cayeron 2.1 por ciento, las secundarias, 0.3 por ciento, y las terciarias aumentaron 0.3 por ciento.
En su comparación anual, detalla el informe del Inegi, la estimación oportuna del PIB con series ajustadas por estacionalidad observó un alza real de 1.6 por ciento en el trimestre en cuestión con relación al segundo de 2017. Por actividades económicas, el PIB de las terciarias avanzó 2.4 por ciento, el de las primarias, 2 por ciento, y el de las secundarias 0.2 por ciento. Para dar contexto a esta información, en el primer trimestre de 2018 la estimación oportuna del PIB reveló un aumento de 1.1 por ciento; la correspondiente al cuarto trimestre de 2017, un avance de uno por ciento; la del tercer trimestre de 2017, una caída de 0.2 por ciento y la del segundo trimestre de 2017, un incremento de 0.6 por ciento.
Resulta más que obvio que con ese ritmo de crecimiento México nunca saldrá el hoyo ni los mexicanos de la pobreza.De allí que el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic) subraye que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tendrá el desafío de encontrar la solución a los problemas estructurales causados por un modelo que inhibe el desarrollo del país.
La economía mexicana, advierte el Idic, está en periodo de definiciones que determinarán el rumbo del país para los siguientes años; el proceso electoral marcará una nueva estrategia de política económica y social, que abra la posibilidad de revertir la ausencia de una política industrial, un cambio que puede incidir en un mayor desarrollo social para México.
El reto es histórico: pobreza, desigualdad, bajo crecimiento económico, inseguridad y corrupción representan la punta del iceberg de los desequilibrios a resolver; constituyen las consecuencias visibles de los males sistémicos que aquejan a la sociedad mexicana. El nuevo gobierno, puntualiza el Idic, deberá actuar desde la transición. Es primordial tener objetivos claros; cuatro meses pueden ser mucho o poco tiempo para una transición atípica. Todo depende de la eficacia en la ejecución.
Las rebanadas del pastel
En tres sexenios (Fox, Calderón y Peña Nieto) la deuda pública se multiplicó por cinco (de dos a 10 billones de pesos, en números cerrados) y en ese periodo la deuda por mexicano creció de 10 mil a poco más de 80 mil pesos. Y la pregunta es la de siempre: ¿dónde quedó ese río de dinero?
Twitter: @cafevega

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